martes, 5 de octubre de 2010

Antisistema somos todos


La palabra antisistema lleva días apareciendo en la prensa catalana. Es un colectivo imaginario formado por okupas, antiglobalizadores, anarquistas e incluso -Intereconomía dixit- vegetarianos, los cuáles, como todo el mundo sabe, son muy peligrosos ya que al follar menos -se pierden el poder afrodisíaco de la carne de cerdo- están más nerviosos que la mayoría y, añado yo, también por los animalistas -esa nueva especie de alto peligro que ha surgido últimamente- a los que se les pega la agresividad perruna, de tanto cariño que les profesan. Lejos quedan los tiempos en los que una madre orgullosa les decía a su amigas: "mi hijo es okupa", como quien dice es ingeniero o es abogado. Eran los tiempos, no tan lejanos, en los que algunos hijos de altos cargos del Ayuntamiento lo eran también. Bueno, eran okupas del modelo Carcelona, o sea de diseño, de los que okupan pero llevan la ropa a lavar a casa de la mamá porque en Carcelona, incluso a los okupas se les exige rigor estético y ropa limpia. Que una cosa es ser okupa y otra ser un guarro. Que si el Sónar ha sido designado icono turístico de Catalunya no es por la música, no nos equivoquemos, es por el estilazo de los que participan del tinglado. Desde mi amigo David Puente y sus ya míticos disfraces hasta las guiris tatuadas que pasean orgullosas a sus angelicales retoños colocadas de mdma. Los que van al Sónar no son antisistema, claro, son gente con criterio musical y mejor gusto para la ropa. Los antisistema, según nos cuenta la prensa del régimen, o sea casi toda, vienen de toda Europa a destrozar las calles de Carcelona. Es el cuento de siempre. La culpa es de los de fuera. Ya sea los madrileños centralistas, los extremeños gandules o los moros ladrones, siempre el recurso fácil: somos tan buena gente, tenemos ese carácter tan solidario y abierto que vienen de afuera a joderlo todo. Ahora nos quieren convencer de que el espíritu de libertad que se vive en Carcelona -palabras del alcalde enamorado- hace de efecto imán sobre estos alborotadores de la Internacional Destructora de Mobiliario Urbano Es más fácil, y tranquilizador, creerse ese bulo y no pensar que a gran parte de la población le sobran los motivos para estar cabreada. Los que quemaron el coche de la Guardia Urbana vendrían a ser el ala radical, los hooligans, los "Boixos Nois" de un colectivo, los antisistema, al que cada vez más gente pertenecemos. Si se confirman los pronósticos y menos del 50% de la población vota en las próximas elecciones, entonces el sistema ya no tendrá ni legitimación.

Lo explica muy bien Gregorio Morán en La Vanguardia,

La huelga ha demostrado que incluso sabiendo que el combate estaba amañado, la indignación del personal ha subido tantos grados que siguen a unos sindicatos cuya credibilidad supera, por ínfima, la de la clase política. Nuestro barómetro social está que se sale. Con una juventud diezmada por un paro sin precedentes y sin otra alternativa que la emigración, ya me dirán ustedes cómo enfocamos lo de los antisistema. ¿Quién fue el ingeniero de la palabra que se inventó la denominación antisistema? La verdad es que hay que estar ciego o negarse a la evidencia para no detectar que fuera del sistema hay cada vez más gente. ¿No les parece más que una encuesta el hecho de que cada vez que se produce una manifestación de jóvenes en Barcelona, sea por lo que sea, se acaba en quemas, saqueos y destrozos? ¿Acaso olvidan que en esta ciudad hubo un tiempo en que se quemaban iglesias? En las horas libres que les dejan sus múltiples ganapanes institucionales sería bueno que los historiadores de Catalunya explicaran al personal qué era eso de La rosa de fuego, además de literatura para rastas.

Hagamos un cálculo somero. ¿Los del sistema quiénes son? Los trabajadores fijos de empresas con garantía de que sus jefes seguirán con suculenta tasa de beneficios -de no ser así, irán a la calle, y sin trámites, con la nueva política económica-, también los funcionarios o quienes les han creado un hueco en las variadas administraciones, los tertulianos y la gente dedicada al mercado financiero. De seguro que me olvido de algunos. Pero dudo mucho que los demás sean del sistema. Pónganse a pensar, porque el sistema está que sea cae, con una base de sustentación enganchada por las hipotecas.

Que Barcelona tenga el mayor y más agresivo volumen de jóvenes antisistema debería obligarnos a reflexionar si no estamos viviendo en una ficción de sistema, que cada vez suma menos y margina más. Es posible que alguien descubra un nuevo hallazgo del premio Groucho Marx de Sociología Urbana Aplicada y resulte que los mandan de fuera, porque nos tienen envidia, o que son la última operación de sabotaje de los servicios de Madrid para menoscabar nuestro irresistible camino hacia la independencia. ¿Se han dado cuenta de que buena parte de la inteligencia asentada y dependiente de las fuentes nutricias de la administración autonómica se ha vuelto independentista? Han descubierto, dicen, lo de las dos Españas de Machado. Un hallazgo.

2 comentarios:

  1. Y los perros transgénicos y antropizados de diseño que proliferan por nuestra ciudad? De eso qué me dice?

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  2. Oh, lo perros merecen un post especial. Próximamente en su blog favorito... En serio, ¿de qué container se han escapado estos remedos de bulldog que todo el mundo tiene?

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