domingo, 31 de enero de 2010

un León anda suelto


Esta semana hemos aprendido varias cosas. Una que el Barça de Pep es altamente afrodisíaco. No sólo por los orgasmos que genera nuestro entrenador-poeta, sino por la euforia sexual que es capaz de desatar tras victorias memorables. C. suele decir que los catalanes sólo nos desnudamos emocionalmente con el Barça. Exagera, claro, pero lo realmente exagerado es el Baby-boom de esta semana: un incremento de un 45% en los nacimientos en Barcelona, justamente 9 meses después de la histórica semana del gol de Iniesta al Chelsea y de los 6 goles al Real Madrid. Esta semana también hemos aprendido que la carne de cerdo mejora el rendimiento sexual. Al menos eso afirma la presidenta Cristina Kirchner, feliz tras un fiestón que se pegó con su marido allá en la Patagonia. Estoy por escribirle una de esas cartas que A. le envía cada vez con menos regularidad desde su blog: Querida Cristina... Ay Argentina, tan lejos y tan cerca. Demasiado corazón. Demasiados personajes. Demasiados aeropuertos. Demasiados despertadores. Soy de una tierra hermosa, de América del Sur, canta Calamaro, mezcla gaucha de indio con español, de piel y voz morochas,  y en mi guitarra, que al mundo van las coplas y me fui yo. Demasiado gauchita. Demasiado pop. Hemos aprendido esta semana sobre la necesidad de las máscaras, sobre la futilidad de las estufas, sobre las ficciones que nos construimos, sobre los almuerzos en Kibuka o al lado del mar de un Leon que anda suelto por la estepa. En Spotify, hoy sí, canta Nacho. Si te miento no será por mezquindad, estas penas siempre llegan por torpeza. Me mudaré a otro sitio, me iré de esta ciudad, pero ahora es de mí mismo de donde me quiero escapar. 
Empieza el mes narco. Narcocultura. Narcolit. Narcotv. Narcodoc. Narcocine. Narcomandalas (gracias Artemio). Barcelona negra. Revista Quimera. Camec. Narcolepsia. Como aperitivo, este brillante artefacto literario, un delirio paranoico de un joven escritor mexicano.

ZAPATISTAS EN EL BAÑO DE MI CASA   por Julián Herbert

Oh nena no sabes qué noche terrible
yo estaba feliz pensando en ti
escribiendo un poema sobre la primavera
un amigo se acerca y me pide que hospede a
3 ó 4 zapatistas que están en la ciudad
Oh mi amor dije que sí gustoso
todavía pensando en ti
todavía escribiendo mi poema
no sabía no no sabía
que me estaba metiendo con el México bronco

Dieron una conferencia       y          pude dormir a gusto
pero luego al hospedarlos descubrí que me engañaban
no eran 3
sino 10
y ninguno guerrillero
sus profesiones eso sí me resultaron muy extrañas
                4 punks
                1 vendedor de camisetas
                2 marxistas ortodoxos inflitrados en Telmex
                2 europeos mohosos pero de muy buenas familias
y el décimo se me hace que había sido boxeador 
por que ya briago le dio por descontar al respetable

Pero lo más triste             baby
ah                           honey
es que todos vivían en Monterrey
sólo habían ido a Chiapas a 
mirar una cascada

Apenas instalados pidieron de cenar
sin importarles que yo pensara en ti
que todavía no terminara mi poema
me miraron con desprecio me llamaron
individualista
luego pusieron un case de 
def con dos
otro de los Ramones
y cantaron como si vomitaran

Convencido de que no se apiadarían cociné para ellos
1 kilo de huevo 6 tomates 20 chiles 80 tortillas 2 bolsitas de frijoles
Ellos me apresuraban
sus ojos relampagueaban
varios litros de tonayan escurrían de sus labios
la casa apestaba como un temazcal de mezcal

Pasé la noche en vela

sorbiendo coca colas

sin poder orinar pues siembre había
                (siemprehabíasiemprehabía)

zapatistas en el baño de mi casa
zapatistas en el baño de mi casa

Luego de discutir
de golpearse
de hablar mal del gobierno
de censurar a marcos
de alabar la dictadura proletaria de la esquina
luego de cabecear de vomitar regurgitas de carrapaspear de 
abofetearse
nuevamente
mutuamente hasta la sangre
hasta los belfos
luego de asegurarme que Zapata había sido 
maricón
se fueron por fin con esa cruda
que sólo da a las diez de la mañana
se fueron dejando como única prenda
como único recuerdo
un caset de los Violent Femmes

En cuanto desaparecieron
como si todo fuera magia
o todo fuera un viejo sueño
se esparció la primavera sobre el tufo de la cruda
varitas de nardo creciendo en tus fotos
flores en tu cabello guacareado
sentí unas ganas locas de declamar poesías
y eso que aún me faltaba lo más bello
Oh honey
llegaste pisando los talones de la primavera
con la propiedad privada de tus pechos chiquitos
con el imperialismo a cuadros de tu blusa verde
hey dear-estabas lista
para pasar a la catafixia- y mientras te desnudabas
perdoné mentalmente a los explotadores que se comieron mi 
comida
que vomitaron en mis muebles y me dieron
a cambio
nomás este caset
de pronto supe que nunca voy a rebelarme 
No sé quien soy
soy tan voluble
me conformo con un trago
una cuenta de vidrio y un caset
me conformo con un pase
una blusa tirada y un caset

Y por eso te digo:
pásame el espejito para verme de cerca
por que ya no distingo dónde está el bien
dónde está el mal

 Julián Herbert del libro Cocaína (Manual de usuario ) página 53 - 56

Editorial Almuzara

martes, 26 de enero de 2010

La Sociedad de Control

Copio entero este artículo de Andrés Ibáñez que me envía José Antonio de Ory. No tengo nada más que añadir. El espíritu de este blog, o lo que uno piensa, o lo que uno intuye, o lo que uno entiende, o lo que uno no entiende, todo esto y mucho más lo expone Ibáñez con claridad meridiana. ¡Qué miedo!

La sociedad de control (Andrés Ibáñez)

Somos testigos inermes del surgimiento de una nueva forma de dictadura. Se trata de la Sociedad de Control. La palabra «dictadura» en este caso no es exacta, ya que las dictaduras se basan en la represión y en la pérdida de libertades, y la Sociedad de Control no trata de quitarnos libertades sino, por el contrario, de darnos derechos. Pero cada derecho es en realidad una obligación y una nueva excusa para el control. Hoy en día tenemos tantos derechos que nuestra vida es casi insoportable. Derechos que no queremos y que no hemos pedido, que no nos importan y que siempre acaban costándonos dinero.

La Sociedad de Control pretende controlar y vigilar a todos los ciudadanos del mundo las veinticuatro horas del día. Ya ha conseguido poner chips de localización en los teléfonos móviles y en las tarjetas de crédito. Terminarán poniéndonos chips bajo la piel. Nos los pondrán al nacer, y aquellos que se los extirpen serán encarcelados. La Sociedad de Control pretende saber lo que hacen todos los ciudadanos las veinticuatro horas, qué compran, en qué usan su tiempo cuando no trabajan (y cuando trabajan). Lo más curioso (y característico) es que nadie quiere esta información para nada, y eso mismo es lo que nos dicen una y otra vez. Para capturar criminales, nos dicen. Pero quizá llegue un momento en que esta información empiece a usarse. Porque si nadie la quiere para nada, ¿para qué tantos esfuerzos por obtenerla?

La Sociedad de Control pretende borrar los límites de lo público y lo privado mediante un ataque insidioso e imparable contra todos los valores relacionados con la esfera privada (que se asocian al vago, al charlatán, al romántico anticuado, al rebelde pasado de moda que no quiere colaborar en las acciones colectivas, al que quizá tenga algo que ocultar, al sospechoso). La Sociedad de Control quiere que estemos trabajando no ya 60 o 65 horas a la semana, sino todas las horas de la semana. Quiere meter el trabajo en nuestra casa porque quiere meterse en nuestra casa. La Sociedad de Control es un gran ojo que quiere verlo todo, y que odia las puertas cerradas y los rincones oscuros. Quiere «protegernos» y por eso quiere contemplarnos todo el rato.

La Sociedad de Control busca la desaparición del azar, de lo espontáneo, de lo individual, de lo particular, de lo subjetivo, de lo caprichoso, de lo único, de lo original, de lo impredecible, de lo arriesgado. La Sociedad de Control pretende eliminar el azar porque el azar le parece peligroso y dañino.

Su filosofía es la siguiente: si yo sé que en esta casa hay un criminal, rodeo la casa con alambre espinoso y ya sé que he capturado al criminal. No sé exactamente quién es, pero sé que está ahí dentro. Quien dice una casa dice un barrio, una ciudad, un país, una etnia, el mundo entero. Si convierto el mundo en una cárcel, logro el sueño dorado de todo legislador: encerrar a todos los criminales. Encierro también a todos los demás, pero eso es un mal menor comparado con el triunfo que he obtenido.

La Sociedad de Control es el paraíso de la burocracia y de los burócratas, de las medidas de seguridad, de las normativas, de los procedimientos, de los libros blancos, de los manuales de estilo, de las reuniones y de los comités. Está obsesionada con medir: quiere medirlo todo. Medirlo con números, entendámonos, con gráficos, con baremos, con estadísticas. Para la Sociedad de Control sólo existe lo que se puede medir, y lo que no se puede medir debe ser abandonado por inútil, por incontrolable. La Sociedad de Control busca criterios objetivos para todo, medidas universales que se aplican ciegamente, estandarizaciones, homogeneizaciones.Es difícil saber por qué la Historia ha dado este giro inesperado.

Es difícil saber, también, si la Sociedad de Control es «de derechas» o «de izquierdas», pero uno tiene la sensación de que surge de lo peor de la izquierda y de lo peor de la derecha. En la Unión Europea, donde se discute por todo, nadie parece estar en contra del avance imparable del Control. La Unión Europea es un modelo de Sociedad de Control, pero también lo era la ultraconservadora América de Bush y lo es China con su extraño comunismo capitalista. Puesto que es un fenómeno que no puede definirse con las categorías políticas de antaño, es evidente que se trata de algo nuevo. Es como una humedad que cala los huesos. Una niebla que recorre Europa, el mundo.

martes, 19 de enero de 2010

Santa Inocencia

El correo spam o basura tiene cada vez más adeptos. Desde un Agustín Fernández-Mallo que se dedica a poetizarlo hasta Carmen Pérez-Lanzac, una periodista de El País que se hace pasar por el treintañero Paco para entablar relaciones cibernéticas con personajes ficticios como la tal Natalya, una rusa de largas piernas y corto cerebro. De esos intercambios sale una divertida crónica que fue motivo de risas durante varios días en el entresuelo americano de la calle Córcega. Otra rusa, Ekaterina, se ha colado en el mail de Claudia y de allí ha saltado a su estupendo blog. Conociéndola, quizás acabe en una novela. Por no hablar de Natacha, que nos interpela con ojos enormes y mirada insinuadora desde el blog de V de Amor, ese grupo de música inclasificable que nos reunirá a todos los desquiciados románticos de Barcelona (sí, aún quedamos algunos) el próximo día 26 en el Apolo. Yo mismo, visto el panorama, me lo pienso dos veces antes de darle al botón de descartar. No quisiera que un click precipitado mandara a la mujer de mi vida a la basura.

Todo esta historia del spam viene a cuento porque este jueves presentamos en Casa Amèrica Catalunya Santa Inocencia, el último proyecto de Joan Fontcuberta, resultado de una estancia creativa en la localidad turolense de Santa María de Albarracín, y que recoge la correspondencia que matuvo con un estafador cibernético, un tal Capitán Hook, camuflado bajo la identidad de un cura de la Sagrada Familia. Más allá de la trama del libro, lo interesante será escuchar al polifacético artista conversando con Iván de la Nuez sobre el camuflaje, la mentira, la ficción en definitiva. Como le escuché decir en Caracas hace unos años, la fotografía documental no es más que otro género de ficción.

“Toda fotografía es una ficción que se presenta como verdadera. Contra lo que nos han inculcado, contra lo que solemos pensar, la fotografía miente siempre, miente por instinto, miente porque su naturaleza no le permite hacer otra cosa. Pero lo importante no es esa mentira inevitable. Lo importante es cómo la usa el fotógrafo, a que intenciones sirve. Lo importante, en suma, es el control ejercido por el fotógrafo para imponer una dirección ética a su mentira. El buen fotógrafo es que miente bien la verdad.”
Joan Fontcuberta

domingo, 17 de enero de 2010

fútbol literatura orgasmos

El futbolista italiano Cassano presentó hace poco su segundo libro. El ex-jugador del Real Madrid, un dato no baladí, declaró: “ya he escrito más libros de los que he leído”. Llevo varios días durmiendo mal preguntándome si Cassano ha leído un libro o ninguno y, más importante aún, si ha leído uno, ¿cuál? Quiero saberlo para bajar a comprarlo inmediatamente. Varios datos: 1- Cassano tiene 120.355 fans en facebook. 2- Cassano asegura haberse acostado con unas 600 o 700 mujeres (ese margen de 100 me parece sospechoso). 3- A Cassano le gusta comer croissants después de hacer el amor. El delantero confiesa que en Madrid las concentraciones antes de un partido eran más divertidas. Dice: «Era más fácil. Nos metían en un hotel, a todos en la misma planta, así que en el piso de abajo o de arriba podía meter a quien me diera la gana y pasar a hacerle una visita en mitad de la noche», revela. "Había un camarero que era mi amigo. Su misión era traerme tres o cuatro cruasanes después de haber follado. Me traía los cruasanes a la escalera, yo acompañaba a la misma a la chica de turno y hacíamos el intercambio: él se llevaba a la tipa y yo me devoraba los cruasanes. Sexo y comida, la noche perfecta", resume Antonio.

Cristiano Ronaldo también tiene su libro. Momentos, se titula, y según me cuentan, viene con muchas fotos del portugués, algunas en paños menores. Lo cuál me hace recordar la teoría de mi amigo Joao, que explica la diferencia de carácter entre Messi y Ronaldo. Según Joao, si Messi no fuera futbolista -ya saben, el cuento, muy literario por cierto, del contrato en la servilleta (patrocinado por Estrella)- ahora trabajaría en una carnicería en Rosario. Sin embargo, Ronaldo, si no fuera futbolista, opina Joao, ahora sería una víctima más de la pederastia alemana en Madeira. Pura ficción. Puro cuento.

Si Madrid tuvo a Cassano y ahora a Ronaldo, en Barcelona tenemos a Pep Guardiola, cuestión de estilo. De Pep se puede decir que ha leído muchos más libros de los que ha escrito. Se puede decir también que uno de sus favoritos es Operación Masacre, de Rodolfo Walsh, libro que le regaló el periodista argentino Matías Manna -y del que también es fanático mi buen amigo culé Leo Campos-, el responsable del fantástico blog Paradigma Guardiola, un blog creado mucho antes de que Pep fuera nombrado entrenador del Barça. De Pep incluso se puede decir lo que le soltó a Laporta cuando éste le insinuó que le iba a ofrecer el cargo: no tendrás cojones. Por suerte, y tal como pueden confirmar sus variadas amantes, el amigo Jan los tuvo, y los tiene, en su sitio a la hora de tomar esa decisión que muchos en su día criticaron. Y hablando de órganos sexuales, no puedo más que compartir estas líneas que mi amiga Margarita Posada me envía desde esa Bogotá que extraño, publicadas recientemente en El Tiempo, en las que atribuye poderes afrodisíacos a nuestro Pep.

"...Yo no voy a anotar acá todas las razones que utilizaría un hombre para argumentar lo brillante de Pep como técnico y estratega. Para mí Pep es el gran argumento que deberían darle todos los hombres del mundo a sus mujeres para que dejen de detestar el fútbol. Tres segundos de Pep en la pantalla me han hecho entender a cabalidad lo que es ser multiorgásmica. Y no creo que sea solamente por su figura, sino por la situación en la que uno lo ve cuando su equipo disputa un partido. No creo que sea posible ver esas expresiones en la cara y en los movimientos de un hombre tan guapo en otra situación diferente de esta, salvo un polvazo. Todos los triunfos del Barcelona son nada al lado de su más grande victoria: contar con Pep. Luego de verlo dirigir a su equipo en varios partidos, con un estilo que muchos tildan de “excesivamente intervencionista”, declaré algo que podría repetir, aun cuando me dijeran por enésima vez que Guardiola parece no gustar tanto de las chicas: Mi reino por Pep Guardiola, ese hombre dolorosamente bello que ha demostrado de su equipo lo que repiten todos sus hinchas: más que un club."

lunes, 11 de enero de 2010

Ich bin ein Berliner

Barcelona. Berlín. Dos ciudades muy distintas. Dos ciudades que pelean con la fama que se les atribuye. Dos ciudades que algunos se empeñan en comparar. Siempre sale ganando Berlin. Obvio. Que si los alquileres cuestan la mitad. Que si los turistas se notan la mitad. Que si el Ayuntamiento jode la mitad. No seré yo quien lo desmienta. Estuve en Berlin en mayo del año pasado y la verdad es que me sentí a gusto. Se respira libertad en Berlin. En Barcelona, en cambio, ni siquiera la conmemoración de los 100 años de la Setmana Trágica ha provocado ninguna reacción, más allá de la creación de una nueva ruta turística. Una ruta que muestra a los guiris, a las jubilados y a las amas de casa aburridas lo bien que se lo pasaron los barceloneses en 1909 cuando, de repente, decidieron salir a la calle y ponerse a quemar iglesias, conventos y colegios religiosos. ¿Por qué? Porque estaban hartos. Coincidiendo con el aniversario se han publicado unos cuantos libros que intentan dar explicaciones a la furia. Que si fue por los abusos de los empresarios, que si por la leva obligatoria para ir a Marruecos a matar moros, que si por las injusticias sociales. Lo que de verdad importa es que la gente estalló. Espontáneamente. Sin líderes claros. Fue un adelanto a lo que ahora llamamos Ciber-turbas. Eso fue en 1909. En el 2010, el balneario barcelonés sigue apagado. Ni una triste ermita ha sido chamuscada. En cambio, en Berlin, se han vuelto pirómanos. No quieren perder espacios de libertad. Les ha costado mucho conseguirlos. Ya padecieron hiperinflaciones, holocaustos y muros de la vergüenza. Ahora les amenaza el capitalismo funeral y algunos no quieren quedarse de brazos cruzados. La han tomado con los coches. Con los coches de lujo. Mercedes, principalmente. Porque les da la gana. Por aburrimiento quizás. Para protestar por el aburguesamiento de la ciudad. No quieren un parque temático. Incluso dan consejos para que no se instalen eco-pijos de nueva generación en sus barrios: no arreglen las ventanas rotas, pongan nombres extranjeros en los buzones, llenen los tejados de antenas parabólicas. Una web hace el recuento de los coches quemados y los sitúa en el mapa. En el 2008 fueron 135. El año pasado fueron 216. Para el 2010 aspiran a llegar a los 300. Nerón sonríe satisfecho...

"Una sociedad, cuyos miembros individuales siguen pautas que conforman un equilibrio, será una sociedad aburrida que genera el aburrimiento en sus miembros. Y esto es así porque en un equilibrio no hay sorpresas en los comportamientos individuales (ni en el mío ni en el de los demás) que han sido como son durante un largo periodo de tiempo debido a que nadie quiere desviarse unilateralmente de una situación que en cada caso es la mejor para él dado lo que hacen lo demás. Sin embargo sabemos muy bien que ese equilibrio de Nash puede ser subóptimo de forma que si todos se pusieran de acuerdo de forma coordinada en cambiar de pauta de conducta, la sociedad que estamos considerando podría alcanzar un equilibrio superior en el que todos mejorarían pero que no se llega a alcanzar porque nadie está dispuesto a dar el primer paso debido a que, si los demás no le siguen, quizá acabe peor de lo que está ahora a pesar del aburrimiento presente. Es tentador conjeturar que el aburrimiento sería ese estado del alma correspondiente a ese comportamiento individual de equilibrio, previsible por parte de todos respecto a todos y que, sin embargo, contiene el germen de una posible mejora."
Juan Urrutia