sábado, 13 de junio de 2009

semana playera


Sí amigos, a pesar de haber declarado a la prensa "yo sólo voy a la playa en el Caribe", hoy sábado, asumiendo nuevamente la co-inteligencia de contrarios como principio rector -gracias Marcel- he decidido acercarme a la Nova Mar Bella, una de esas playas artificiales que los amos de Carcelona instalaron al norte de la ciudad, en una zona, believe it or not!, que como quien dice antier aún tenía barracas, o sea ranchitos catalanes, y que ahora reúne a una fauna variopinta y multicultural contenta de haberse conocido. No es fácil. Se interponen obstáculos en mi peregrinación hacia la arena transgénica. Es cerrar la puerta de mi apartamento de relucientes plantas -aviso a navegantes- y toparme con una atractiva mujer saliendo del ascensor. ¿Tú vives acá ahora? son sus primeras palabras, con un indisimulable acento argentino. Mmm, creo que sí, respondo nervioso. Yo soy la vecina de arriba, continúa, y necesito que me hagas un favor. No he pasado la inspección y preciso de una bombona de butano, ¿puedes llamar y pedir una? Ante mi asombro insiste, vamos a delinquir, es cierto, pero es fácil, yo te dejo la plata, la bombona vacía, vos llamás y se la entregás el lunes a la persona que se queda cuidando mi apartamento porque yo salgo de viaje un mes. Sigo sin articular palabra. ¿Hablamos en la noche? es lo último que dice antes de desaparecer escaleras arriba. Desciendo en el ascensor barruntando si no sería mejor quedarme de centinela en mi atalaya pero, inshallah, o sea Alá es grande, el destino está escrito y al rato me veo saliendo del metro Selva de Mar. Mientras espero a Puentani, en un homenaje a Sabina, pasa por ahí una rubia con la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta. Segundos de silencio hasta que se escucha un "niña, con esas peras yo me hacía un zumito ahora mismo". Nuevamente silencio. Poco antes de pisar la arena ya estoy muy arrepentido de mi decisión pero cuando, al rato, recibo el impacto de una sombrilla voladora en mi cabeza me convenzo de que el concepto playa, llámenme elitista si quieren, sólo se asocia en mi cabeza a lugares como Choroní, Puy-Puy o Playa Caribe, y no a esta especie de socarral con pretensiones en donde, además, recibes agresiones de familias amargadas con niños insolentes. En fin, al menos no somos belgas, lo cuál, según Pedro Juan Gutiérrez, es mucho peor. Confío en que los casi seis años en el trópico me hayan ayudado en algo...

Pobre diablo (fragmento)
Pedro Juan Gutiérrez
-1-
ANOCHE fui a comer al Barrio Chino con dos belgas, de Bruselas. Uno es fotógrafo-artista-taciturno. Le interesan sólo los detalles nimios de la vida de Centro Habana. Las sutilezas: un perro triste, famélico, y quizás moribundo, acostado en un rincón oscuro; un arbolito seco por el viento y el salitre; un tatuaje negro y casi invisible sobre una piel negra. El otro es cantante de rock. Inteligente y melancólico. Me regaló su último disco: Flowage. Los dos se llaman Paul. No les gustan las negras estridentes y jacarandosas ni el sexo desenfrenado, tampoco tienen interés en la playa ni en la música, ni en la santería. No entienden las aberraciones del poder. Al parecer nacieron bostezando y seguirán aburridos, delgadísimos, flotando en el éter, dejándose llevar por la brisa hasta que se mueran. No se estremecen. Son dos ejemplares perfectos de hombres unidimensionales de la sociedad industrial avanzada. Marcuse los habría diseccionado con placer. Casualmente en estos días revisaba el libro de Marcuse y tomaba apuntes. Es de 1964. Algún intelectual muy al día me dirá “¿Marcuse? Ohhh, ya está rebasado”. Pero creo que cada día se cumplen más sus augurios. El poder nos pulveriza de un modo sistemático y perseverante. El futuro es de personas robotizadas y estado policiaco total. Digo el futuro porque me da miedo escribir: “El presente es así. Sobre todo a la juventud la moldean para que sean robots controlados hasta en lo que piensan”. Es como si viviéramos en un comic de Buck Rogers y los políticos fueran alienígenas infiltrados entre nosotros para destruirnos, dejar el planeta libre de la especie humana y entonces aterrizar suavemente y ocupar esta hermosa esfera azul y verde.
En el fondo los belgas me parecen buena gente, inteligentes, hablan tres o cuatro idiomas, alto nivel de información, desencantados (o quizás ni eso) pero serenos y ecuánimes. El único problema es que ya me aburren los extranjeros que vienen a Cuba. Están abúlicos en sus casas, suponen que en el trópico la vida es más grata. Entonces averiguan los precios, y pram, se deciden por Cuba. “Y rápido, hay que ir ahora para ver a Chacumbele haciendo su número en la cuerda floja”. Son ingenuos. Creen que aquí somos alegres, felices, heroicos, sexys, entusiastas, y que nos pasamos el día bailando, templando y bebiendo ron a dos manos. “Los cubanos son pobres pero alegres”. Como me jode esa frase. No se imaginan que, por ejemplo, el suicidio es la quinta o sexta causa de muerte en Cuba desde hace muchos años. Dato que es más bien confidencial.
En fin, no sé por qué acepté ir al Barrio Chino. Antes lo hacía por hambre. Aguantaba pesadeces y a cambio me comía un bistec con papas fritas y una cerveza. Pero ya no es necesario. Moraleja: una persona con algunas monedas en el bolsillo es una persona, sin las monedas cualquiera te utiliza de payasito de moda.
El pequeño boulevard del Barrio Chino estaba inundado de putas muy jóvenes. La mayoría de provincias. Recién llegadas al parecer. No tenían ese aspecto feroz y agresivo de las putas habaneras. Una de ellas me miró insistentemente y se me acercó. No parecía jinetera sino una joven e inocente estudiante de preuniversitario:
-¿Me invitas a una cerveza?
-Yo soy cubano, mamita. Ellos son yumas, pero no…
Me miró burlona, y me dijo sonriendo:
-Qué lástima.
-¿Por qué?
-Porque estás muy rico, papi.
Los belgas silbaron de entusiasmo. La muchacha al menos es original. Se alejó riéndose, mirándome de reojo. No mordí el anzuelo. ¿Bailar en casa del trompo?
Paul el fotógrafo me había mostrado sus fotos. Quiere que le escriba un prólogo para su libro. Se lo toma en serio. Pero las fotos son demasiado subjetivas y desconcertantes. Hablan por sí solas. O enmudecen por sí solas. No necesitan nada más.
La comida fue escasa, mala y peor servida. Todo era recalentado. Tomamos unas cuantas cervezas. Miré el panorama de las putas todo el tiempo. Ellos se sentaron de espaldas al mundo. Después fuimos a un pequeño solar donde vive Desiré, un travesti amigo mío. Es un tipo divertido y presta servicio las 24 horas. Quizás a los belgas…uno nunca sabe. (“Una chica divertida, Pedro Juan, open tuentiforaguarssssssevendeisatguikkk, actualízate, que te pones viejo”, me corregirá si lee esto, pero dudo que lo lea). Ya se había ido a faire la nuit. Vive al fondo del solar, en una habitación sin agua ni gas, mínima, de tres por tres metros, aderezada en rosado y tan frágil como una casita de muñecas. Es un mulato alto y potente, de unos 20 años, usa el 49 en zapatos. Desplegando un extraordinario poder mental ha logrado trasmutar en una mulata seductora, bellísima y delicada. Confunde a cualquiera. Canta y hace striptease en un cabaret clandestino. Lo presentan como “Desiré, la geisha rosada”.
Nada que hacer. Les enseñé el lugar donde alguna vez estuvo el teatro Shangai. Y después hablamos del tema eterno: ¿Hasta dónde podemos utilizar a los demás para construir nuestra obra? El rockero es más cínico o más taciturno, y le da igual. El fotógrafo se siente mal a veces por utilizar a sus “amigos” de Centro Habana en algunas fotos. Quizás por eso prefiere retratar perros, arbolitos, y pedazos de paredes. Alquila una habitación a una familia. Está convencido de que lo tratan con sinceridad y amor infinito. Yo soy tajante porque no soporto las tonterías:
-No son tus amigos. Es un negocio. Ellos te dan un servicio y tú les pagas. Punto.
-Pero me tratan con cariño. No es un negocio exactamente…
-Falso. Eres una presa y no te les puedes ir. Las serpientes hipnotizan al conejo antes de tragárselo. La víctima perfecta es la que no grita.
-Ohhh, no me digas eso, por favor…es deprimente, yo…Ho
-Eres el conejo.
Me río a carcajadas. ¿Disfruto siendo cruel? ¿Mis intenciones de ser buena gente donde se metieron? ¿Por qué lo machaco? “Porque te molesta la gente llorona, Pedrito”, me dice el diablito al oído.
Volvemos al tema de la ética del artista. Ya me siento agotado de dar explicaciones y de hablar sandeces que no me interesan. A veces quisiera irme a Suecia, con Agneta, y no mirar atrás. Pero ya es tarde. El gato tiene 4 patas y coge un solo camino. Además, sería un final aburrido, Swedish unidimensional man. Le digo:
-El escritor, el artista, tiene que usarlo todo. Hay que ser duro de corazón. Si eres blandengue, cobarde y conservador, se te va la vida respetando esto y respetando lo otro y nunca haces nada. No puedes ser respetuoso. Al contrario. Muy despiadado.
-Pero puedes perjuciar a los que utilizas.
-Sí, claro. Se sentirán utilizados y destruirás amistades, alejarás a mucha gente. Te quedarás solo como un perro en el mejor de los casos. En el peor hasta te pueden llevar a tribunales, por atentar contra las buenas costumbres.
-Sí, ya sé…
-Pues hay que ser potente y enérgico. A cambio escribes unos cuantos libros, o haces fotos o lo que sea, te pones viejo y en algún momento examinas tu vida y no entiendes por qué hiciste tanto daño para poder escribir. Te morirás con la duda. ¿Valió la pena? ¿Hice bien? ¿Sirvió para algo?
-Me parece muy irresponsable. Uno puede tener más cuidado…
-El artista debe ser irresponsable, infiel y desleal. Es el único modo que tiene de romper todas las barreras y enfrentar al lector a situaciones límites. El arte y la literatura son los únicos espacios de libertad de pensamiento que nos quedan. Los políticos lo tienen todo bajo control. Y son mucho más cínicos que nosotros. Son implacables. No se detienen.
-Hay que ser valiente…
-Hay que ser un kamikaze. Además, los personajes te chupan la sangre y te matan poco a poco. En mi caso, al menos, mis personajes me están matando. Me inoculan veneno. Directo en la yugular. Y no sé qué hacer. ¿Dejar de escribir? ¿Retirarme a un monasterio?
-Eres muy violento. Te exiges demasiado, eres…perdón, por favor, no lo tomes a mal, pero eres autodestructivo.
-Lo sé.
-No pareces cubano. Los cubanos son más alegres.
-¡Eso es folklore, muchacho! Es lo que hacen creer. En el fondo están tristes, defraudados y deprimidos.
-A veces me parece que sí. Como una tristeza de fondo.
-Se sienten impotentes y amarrados, pero tienen miedo y no lo dicen.
Tomamos otra cerveza. Ya eran unas cuantas. Para suavizar hablamos de los tópicos de siempre sobre la hermosa arquitectura de Centro Habana y cómo se cae a pedazos. De todos modos, no importa. Los nuevos ricos no viven aquí y ni se enteran.
Hoy tengo el veneno goteando por los colmillos. El diablito no descansa. No duerme. Me vuelve loco.
Terminé mi cerveza. Abruptamente me despedí y me fui a dormir. Ya en mi casa, me sirvo medio vaso de ron, enciendo un tabaco y me siento al fresco, en la azotea. Menos mal. Silencio y soledad. La noche, las estrellas y el mar oscuro. Estamos en febrero y hay un poco de frío. Más bien de aire fresco. Esto es la felicidad, no puedo pedir más. Entonces me digo:
-Ya ves, Pedro Juan, que eres un imbécil. Te amargas y te buscas problemas por gusto. Esta azotea es la felicidad. ¿Qué más quieres, nené? Visión positiva, Pedrito. ¿Por qué lo ves todo tan mal?
El diablito no pierde tiempo y responde:
-Lo ves todo mal porque todo está mal. Te ha tocado una etapa sucia hasta el asco. Absolutamente todo está contaminado. Tendrías que ser retrasado mental para sentirte bien.
Intento relajarme. No quiero discutir. Cierro los ojos y me quedo en silencio. Entonces siento a John Snake, impulsivo como siempre. Empuja al diablito, lo pone a un lado y, muy cínico, empieza a provocarme:
-¡Qué buena vida, Pedrito! Pareces un millonario.
-Johnny, por favor, no seas impertinente. Piérdete y déjame solo.
-Estás solo. Yo estoy pero no estoy.
-¡Piérdete y no te hagas el inteligente!
-Okey, okey. Nos vemos después. Chau, Pedrito.
-Adiós.
©Pedro Juan Gutiérrez

jueves, 11 de junio de 2009

semana del bricolaje (bonus track)



Salto al vacío
Por Jesús Lillo.
http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=12094&num=906&sec=33

La llamativa presencia de David Lynch en los créditos de Dark Night Of The Soul, proyecto al que el realizador norteamericano aporta una serie de ilustraciones, no ha hecho sino distraer la atención del público y desvirtuar la significación de la edición comercial de un revolucionario disco sin música, un cedé vacío que, como sucedió con aquel In Rainbows que en octubre de 2007 regaló Radiohead a través de internet, marca otro hito en el paulatino proceso de devaluación de los soportes digitales en el nuevo mercado del pop.

Inspirado por la obra maestra de San Juan de la Cruz, el contenido de la «noche oscura» compuesta por Danger Mouse y Sparklehorse fue filtrado a comienzos del pasado mayo, de forma paralela a la publicación y el envío del cartel que anunciaba el inminente estreno de una producción cuyo ambicioso y entonces desconocido aparato visual llevó a algunos medios a especular con la hipótesis de una proyección cinematográfica o una instalación museística. Finalmente, fue la galería Michael Kong de Los Ángeles la que el pasado fin de semana inauguró la muestra que reúne y remezcla las obras de Lynch y las canciones creadas por Danger Mouse y Sparklehorse.

El pretencioso embalaje de Dark Night Of The Soul, firmado por el autor de Twin Peaks, es el único elemento que permanece en la versión comercial de este atípico proyecto, despachado en la sección de libros de los grandes almacenes de la red. No hay música en su interior, sino un cedé virgen que el comprador podrá llenar, si así lo desea, con las canciones de Danger Mouse y Sparklehorse, disponibles de forma gratuita en numerosos sitios de internet. El desafío de los dos músicos es la consecuencia indirecta -magistralmente resuelta- del veto impuesto por EMI a la publicación de las nuevas grabaciones de Danger Mouse, quien ya puso en jaque a la compañía británica con el mash-up del White Album de los Beatles y el Black Album de Jay-Z.
La desafiante edición del disco en blanco de Dark Night Of The Soul representa uno de los más brillantes ejercicios de rebeldía de un artista contra las reglas de la industria discográfica, pero, sobre todo, establece un nuevo valor de cambio para la música grabada en soportes digitales: cero. Si Radiohead dejó a la voluntad de sus seguidores el precio a pagar por su último trabajo de estudio, Danger Mouse y Sparklehorse van mucho más allá y ofrecen al público la estrafalaria posibilidad de comprar un disco sin canciones. La extraña pareja vende un lujoso envase sin relleno -sólo 5.000 copias numeradas se han tirado del «álbum»- y aprovecha sus disputas legales con EMI para materializar el discurso universal de la gratuidad del pop, desde ahora simbolizado por su disco virgen.

Disputas legales. Wayne Coine, Gruff Rhys, Julian Casablancas, Frank Black, Nina Persson, James Mercer, Vic Chesnut, Iggy Pop y Jason Lytle aparecen como estrellas invitadas de una función que cuenta con episodios memorables. A diferencia de tantos otros proyectos en los que el reclamo de sus respectivos y estelares repartos no logra camuflar sus deslavazados argumentos y fallidos resultados, Dark Night Of The Soul incluye números excepcionales, como el protagonizado por un Chesnut ahora retorcido por Danger Mouse. Las canciones se pueden localizar en la red y descargar sin dificultad, operación de piratería que aquí cobra un nuevo significado: son los propios propietarios de la obra quienes sugieren al público la posibilidad de rastrear la señal de su trabajo por la red después de pagar 45 euros por la primorosa funda de David Lynch, encargado de envolverlo para regalo en la caja central.

Mercadillo de artefactos. Dark Night Of The Soul lleva al extremo el proceso de cobertura con que los músicos han ido añadiendo extras y complementos a sus canciones, reducidas ya a simple excusa argumental para adquirir por correo piezas de colección tan rebuscadas y pintonas como aquellas lámparas editadas por Of Montreal para hacer medianamente atractivo su último trabajo. La libre circulación de archivos digitales ha llevado a los artistas a montar un mercadillo de artefactos y curiosidades en el que la música grabada ha pasado a ser un elemento secundario, prescindible por su accesibilidad y gratuidad a través de internet.
Nadie, sin embargo, había llegado tan lejos como Danger Mouse y Sparklehorse. La oferta de un disco vacío supone, más allá del fruto de una batalla legal y de la provocación que entraña, el final de una larga secuencia de depreciación de la música digitalizada y la consagración de ésta como reclamo para la adquisición de una cáscara que ya ni siquiera la envuelve.

sábado, 6 de junio de 2009

semana del bricolaje


Me despierta el sonido del teléfono. El fijo. No es para mí así que no contesto. Vuelve a sonar al rato. Me levanto por fin y llego justo cuando deja de sonar. Normal. Por si fuera poco ruido, a algún vecino le ha dado por el bricolaje. Es un vecino que está al día de las nuevas tendencias, como todo buen ciudadano carcelonés. Es un vecino que martillea con fruición las paredes. Es un vecino que sabe también que David de Ugarte ha participado en una nueva sesión I+C+i en el CCCB: Bricolaje, significación y propiedad intelectual. Una charla magnífica sobre algunos conceptos y tendencias del mundo actual, como el de los postproductores, las cuasi-rentas o el dominio público de la creación. Los postproductores (por ejemplo los dj’s), nos ha contado el economista y tecnólogo David, son un buen ejemplo. Nos permiten comprender que en este nuevo mundo el futuro es ser pluriespecialista porque, por más especializados que estemos, permanentemente viviremos “arrebatados” de nuestra creación, ya que inmediatamente nos pueden copiar. Citando a Juan Urrutia, Ugarte afirma que este bricoleur es la figura base del capitalismo que viene. Y su recompensa es el reconocimiento. Y mi castigo este ruido insoportable para un sábado por la mañana. David ha acabado su ponencia pidiendo la abolición de la propiedad intelectual, ¡SGAE disolución!, y manifestado que siempre, es importante tenerlo presente, es más importante la libertad que la felicidad. Suponiendo que alguna de las dos exista, lo cuál es altamente dudoso, pero en fin, eso será para otro debate, para otro vecino y para otro sábado en el que pueda dormir tranquilo. Un ejemplo de bricoleur es el artífice que ha orquestado esto: http://www.youtube.com/watch?v=ge2fe60FvL8
Desayuno mis habituales tostadas con aceite de oliva y jamón serrano, y salgo a saludar a las gaviotas con una taza de café y con Barcelona Rebelde, de Guillem Martínez, una instructiva lectura para esta terraza con plantas, ahora sí, como se puede comprobar en la imagen, bien regadas, desde la que contemplo una ciudad dormida.

"...la inteligencia, sometida a determinada temperatura y presión, es una región de la rebeldía, es una forma de burlar las collejas que te da la vida o el poder"

"En todo caso, el catalán, esa lengua latina como la copa de un pino, ha depurado tres palabras universales, es decir, tres conceptos que sobrepasan su ámbito lingüístico y que las utiliza la humanidad para ahorrarse tiempo y dinero: a) coet, es decir, cohete, un cacharro sin alas pero que aún así vuela; b) esquirol, es decir, ardilla, pero también habitante de l'Esquirol, un pueblo de la provincia de Barcelona cuyos habitantes ayudaron a reventar una huelga trabajando en lugar de los huelguistas, y por último, tachán-tachán, c) collons, que aparece en Cien años de soledad, por lo que tal vez sea la palabra catalana más leída del mundo. Se trata del taco definitivo. Es una contribución a la economía y a la ductilidad solo comparable al pan con tomate. En definitiva, es el único taco planetario capaz de expresar enojo, perplejidad y maravilla, tres sentimientos al mismo precio"

lunes, 1 de junio de 2009

semana del día a día


Riego las plantas. Me he descuidado unos días. Suelo acordarme en las mañanas, cuando salgo a la terraza para comprobar que nada cambia, que los aviones siguen llegando, que las ambulancias suenan histéricas y que los paquis abren sus negocios pausadamente. Pero a esa hora no se deben regar, se queman las hojas, dicen los que saben de eso, o sea casi todo el mundo menos yo. Como jardinero infiel no me ganaría la vida, estamos de acuerdo. Así que esta noche, mientras David saborea un Macallan 10, riego las pantas concienzudamente. Por suerte, la mayoría son de la familia de los cactus que, si no me equivoco, sobreviven con poco alimento líquido. Quizás se conviertan en la mascota de los eco-pijos, ese nuevo grupito social que ha sustituido a los curas en el bello arte del sermón de la montaña. Como ya no vamos a misa, el tradicional lugar del regaño general, ahora nos toca aguantar la cháchara de los filósofos de la velocidad variable y los contáiners de colores. Eso sí, no dejemos de comprar coches que sino se hunde el barco. Como antes, prefiero ser del bando de los pecadores y arrepentirme el día antes del juicio final. Ni varío la velocidad, ni reciclo el cartón ni me compro un coche. Y tan tranquilo. Hablando de cactus, David me cuenta que si los colocas al lado de la computadora, estos absorven las radiaciones dañinas que todo aparato electrónico genera. Tendré que probarlo ahora que con el Primavera Sound llegó el buen tiempo, por fin. Tal vez se lo trajo Neil Young en su maleta. Tremendo concierto. Honestidad brutal. Puro rock'n'roll. Calorcito pre-veraniego que nos irá muy bien para soportar las pequeñas humillaciones del día a día. A propósito de esto, termino de leer "La economía no existe", de Antonio Baños. Un libelo contra la econocracia o una imprescindible lectura que combina erudicción, buen humor y mala leche a partes iguales. Para darlo a conocer, el bueno de Antonio, con la complicidad de Andrés Duque, se ha despachado con un falso "celebrities" de uno de los personajes mediéticos del año, Leopoldo Abadía.
http://www.youtube.com/watch?v=r4qFoEWZcOk
He disfrutado mucho con esta lectura. Lo he leído en varias mañanas, después del desayuno y poco antes de salir para la oficina, mientras, nerviosa, Carcelona se levanta de la cama y afronta otro previsible día en el paraíso.

"El día a día es el reset de la inteligencia. Como señala Giorgio Agamben (en Infancia e historia. Ensayo sobre la destrucción de la experiencia), el hombre de hoy "vuelve por la noche a su casa extenuado por un fárrago de acontecimientos -divertidos o tediosos, insólitos o comunes, atroces o placenteros- sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia. Esa incapacidad para traducirse en experiencia es lo que vuelve hoy como nunca antes la existencia cotidiana". El acontecimiento desprovisto del valor de experiencia se convierte en "el día a día". "La gente se levanta preguntándose por el día a día" nos dicen en la tele. Bueno, eso es lo que creen que pensamos. Hay gente que se levanta preguntándose "cómo es posible" y, otra, exclamando "han vuelto a hacerlo". Sin embargo, las recomendaciones que nos dan a nosotros, los siervos, son que miremos el día a día, pues lo otro son teologías que sólo interesan a la noblesse."

"La economía, como toda religión, no admite disidencias. Es pura literalidad a la vez que pura metáfora.En nuestra civilización se admite la libertad de cultos pero no se permite que alguien no crea en la economía. La economía es lo real, lo tangible. Lo razonable y, a la vez, lo sagrado. Para que la tierra gire es tan imprescindible la existencia del índice Nikkei como antes lo fuera la bondad de Isis. La nuestra, como la egipcia, es una civilización profundamente piadosa. Es extremadamente difícil encontrar a un solo individuo que no crea, de alguna manera, en el poder salvífico del dinero. En la bondad objetiva de la riqueza o la prosperidad. En la fuerza ineludible del desarrollo. Pocos hombres no se aterrorizan cuando los sumos sacerdotes nos amenazan con una recesión.Los romanos, que eran más tontos que los egipcios, observaban el hígado de un animal para saber si un día sería fasto o nefasto. Hoy en día, nos parece absurdo y aleatorio ese ritual, y sin embargo hay muchos que miran a diario la cotización de la bolsa, o esperan que Jean-Claude Trichet se ponga en trance y dicte el nuevo tipo de interés del euro, esperando hallar en esos signos algún indicio de prosperidad futura.Se me dirá que un hígado de oca no es lo mismo que la cotización de Telefónica. Sí, es lo mismo. La cotización tiene tanto de aleatorio y tanto de profecía autocumplida como un hígado seccionado en el foro."