lunes, 26 de abril de 2010

Sant Jordi 2010


SANT JORDI 2010

Libros recibidos
- Vida y amoríos de Casanova. Joan Llarch.
- Yo necesito amor. Klaus Kinski.
- Lo infraordinario. Georges Perec.
- Com triomfar a la vida. Quim Monzó.
- Amor portátil. Kalman Barsy.
- Las cartas de la ayahuasca. William S.Burroughs y Allen Ginsberg
- Elogios criminales. Julio Villanueva Chang.
- Rapsodia por el teatro. Alan Badiou.

Libros regalados
- Mecanoscrit del segon origen. Manel de Pedrolo.
- Alba Cromm. Vicente Luis Mora.
- Diario de las Especies. Claudia Apablaza.
- Santa Inocencia. Joan Fontcuberta.
- Juan Belmonte, matador de toros. Manuel Chaves Nogales.
- Luna. Martín Caparrós.
- Palmeras de la brisa rápida. Juan Villoro.
- Prefiero que me quite el sueño Goya a que lo haga cualquier hijo de puta. Rodrigo García.

Libros encontrados
- Alem do turismo. Hakim Bey.
- El general en su laberinto. Gabriel García Márquez.
- Del amor del olvido. Darío Jaramillo.

jueves, 22 de abril de 2010

Diagonal se escribe con C


Desde la privilegiada terraza del Morrysom bar, uno de los pocos lugares de Carcelona donde aún se pueden comer unas buenas tapas a un precio decente, se ve la ciudad con otros ojos. Lo comprobamos ayer los sospechosos habituales, acompañados esta vez de un fichaje de última hora que se sumó a la ya habitual tertulia poco literaria de los jueves. Media de morro y oreja, una de jamón serrano, algo de queso manchego, revoltillo de espárragos y unos mejillones a la marinera pedimos y lo acompañamos con las correspondientes cañas que también aquí saben mejor que en la mayoría de bares. Después de insultar un rato a Mourinho y por extensión a todo portugués que pudimos recordar, pasamos a hablar de temas serios, de esos que te quitan el sueño. Resulta que el Ayuntamiento de Carcelona, a modo de estrategia para disimular este franquismo de partidos en el que vivimos, que diría Pepe Ribas, ha decidido ahora imponernos un referendum para, en teoría, decidir cómo queremos que sea la avenida Diagonal, una de las principales calles de nuestra hermosa ciudad invisible, que diría Juan Villoro.

Adjunto el artículo de Quim Monzó, publicado ayer en La Vanguardia, que explica perfectamente el lamentable asunto. Sólo nos queda participar de la farsa y votar, justamente, la opción C. Por conformismo. Obvio.

Ayer, M. Dolores García señalaba lo tramposas que son las banderolas que el Ayuntamiento barcelonés ha instalado para promocionar la consulta sobre la Diagonal: "Recogen las opciones A y B, que contemplan reformar la vía, pero es difícil - si no imposible-hallar la opción C, dejarla como está. No es de extrañar sabiendo que la campaña la paga la empresa del tranvía, interesada en la reforma para instalar ese transporte por la Diagonal".

Lo de esa consulta es un escándalo. Primero, se sacan de la manga una reforma innecesaria, puro despilfarro, simplemente por intereses de un alcalde necesitado de inventos del TBO (el de los Juegos Olímpicos de invierno es otro). Luego, para que el populacho crea que al Ayuntamiento le interesa su opinión, plantean una consulta popular en la que hay que escoger entre tres opciones, la A (bulevar), la B (rambla) y la C (dejar la avenida tal como está). Pero, acto seguido, como indicaba García, esconden la opción C para que a la mayoría de los ciudadanos le pase desapercibida. Ya es demencial que gente sin preparación específica ninguna (y desde los dieciséis años) decida sobre cuestiones de urbanismo. ¿Cómo sabe un lego en urbanismo lo mejor para una de las arterias principales de la ciudad? Lo de Hereu es populismo rastrero. Si fuese cirujano y estuviese en la disyuntiva de operar o no a un paciente de rotura de menisco y ligamento cruzado anterior, ¿lo decidiría sometiendo la cuestión a consulta popular? Un poco más de seriedad, por favor. El descaro de Hereu demuestra que, más que la ciudad, lo que le importa es su permanencia en el cargo, cueste lo que cueste la chistera de la que pueda ir sacando conejos. Si de verdad le importase la Diagonal y no sus propios intereses electorales, lo decidirían los urbanistas y punto. Hace unos días, leí en La Vanguardia lo que opinaba Maria Rubert, "arquitecta y vecina de la Diagonal desde hace 52 años". Con sentido común decía que las consultas populares no son necesarias porque el Ayuntamiento dispone de técnicos muy buenos para decidir lo mejor para la ciudad, que la reforma no es necesaria y que con un bus exprés bastaría. Pero, claro, la empresa del tranvía no paga banderolas porque sí.

En una nueva muestra de desfachatez, anteayer Hereu arremetió contra los ciudadanos que tuviesen intención de votar la opción C. Una nota de Efe explica que Hereu advierte que votar la opción C en la consulta sobre la Diagonal "es conformismo, es confusión, no lleva a tomar ninguna decisión". ¿Cómo puede alguien plantear una consulta y, simultáneamente, despotricar de una de las opciones y menospreciar a quienes hayan decidido votarla? ¿Imaginan una Junta Electoral que convocase elecciones libres y a la vez dijese que, sobre todo, a la opción C no hay que votarla?

martes, 13 de abril de 2010

Victoria sin soledad


Me comentan que me he suavizado. Que ya no tengo tanta mala leche. Que se nota que me va bien en Carcelona. Me lo dicen en una mesa en la Plaza de la Vila de Gracia, en una terraza donde este sábado soleado vuelvo a ver a una amiga andorrana. Estoy por responder que sí cuando una camarera con, ella sí, muy mala leche, quizás producto de un piercing mal cicatrizado, nos dice impertinente que no tiene berberechos. Y lo dice sin inmutarse, desafiante. Estoy por levantarme pero el solecito y la buena compañía me lo impiden. Es difícil estar cabreado un día así. Hace falta sobreactuar. No me provoca. Una hora más tarde, en la Barceloneta, se repite la situación: no hay berberechos. Ni me molesto. No es tan grave. No es tan trágico. Estoy en el restaurante Maians, donde te tratan bien y se come mejor. Una buena paella con Abel y Rosa. Hablamos de Santes Creus y sus famosos berberechos. El Museo de Historia de Catalunya le dedica una exposición. No, a los berberechos no. Al pueblo. A los veraneantes de comienzos del siglo pasado que la salvaron del desastre. Los antepasados de Rosa. Como estamos felices, seguimos de ruta por la ciudad y nos dirigimos a la montaña de Montjuich a dormir la mona en ese maravilloso chiringuito que se esconde tras el castillo y al que pocos guiris consiguen llegar. Quienes llegan son más amigos. Seguimos bebiendo, seguimos felices, sabemos que este es un gran día y regresamos a Gracia a esperar la gran hora, el gran momento, la gran batalla. Parada técnica por el Eixample, con tiempo de agarrar un suéter, de leer algunos mails. Me hablan de resfriados existenciales, de victorias y soledades, de raras y famosas avis. Más alcohol, más felicidad. Empieza el partido, la guerra civil que diría Vázquez Montalbán. Ebrio se pelea mejor. Nos paseamos. Damos una lección táctica. Estrátegica. Ideológica. Estética. Conseguimos la victoria. Una victoria sin soledad. Salimos a la calle. Bebemos cava. Bailamos. Termino la ruta circular barcelonesa en el Raval. Empiezan las celebraciones públicas. La Rambla de Canaletas vibra. En otro lugar, seguimos con las celebraciones, privadas...

Hablando de celebraciones, este jueves estamos de enhorabuena. Tenemos en Casa Amèrica Catalunya a Vicente Luis Mora. Durante el último año he seguido su estupendo blog, he leído sus poemas y he viajado con su postmoderna novela Circular por la costa colombiana. Creo que es uno de los artistas -llamarle escritor sería reducir sus capacidades- más interesantes del panorama creativo español actual. Combina como pocos el rigor intelectual con las nuevas tecnologías, todo ello aderezado con buen humor y hallazgos sorprendentes. Aún no he empezado con su Alba Cromm (demasiadas lecturas pendientes) pero para mí será un lujo escucharle. Los que puedan, no se lo pierdan.

El tiempo que hay entre un coche y otro
El que tarda la puerta del autobús Circular en cerrarse
El que separa dos estaciones de metro
El que existe después de la mujer hermosa que se te queda mirando,
hasta que eres consciente otra vez de ti mismo
El tiempo que hay entre una comida y otra
Entre un beso y otro beso.
El que media entre el paso de un pájaro perdido y el siguiente.
Lo que va de una a otra primavera.
El necesario para que la hoja caída en el Retiro se disgregue entre
todos los zapatos de Madrid.
El que hace que no recordamos a Judy Garland.
El que estaríamos sin alcaldes.
El que viene pasando desde la última vez que alguien te dijo te quiero sin mentirte.
El tiempo que hace que tú no lo dices sin mentir.
El que falta para que encuentres a alguien que te entienda.
Ritmos para escribir libros.

viernes, 9 de abril de 2010

Hay un hombre en España que lo hace todo


Hay un hombre en España que lo hace todo. Hay un hombre en España que lo hace todo, cantaban los Astrud hace unos años. Y lo recordábamos el otro día con una de las muchas venezolanas que trabajan en editoriales en Barcelona. Es un fenómeno digno de analizarse, según Alberto Barrera Tyszka. Venezolanas que trabajan en editoriales en Barcelona. Parece un grupo de Facebook. Espero que alguien lo cree. Yo me hago fan inmediatamente. Con Barrera compartimos el mes pasado unos días de jamón serrano, whisky y buenas conversaciones sobre Chávez, Laporta y Herralde, entre otros. Pura literatura. Puro cuento. Pues bien, ese día creíamos que la canción fue escrita en homenaje a Rodrigo Fresán pero hoy me doy cuenta que no. Si hay un hombre que lo hace todo en España, ese hombre es Jordi Carrión. O Jorge Carrión. Depende. Quizás son dos. Eso lo explicaría todo. En Facebook es Jordi Carrión. Pero en la portada de su primera novela es Jorge Carrión. En mi celular pone Jordi. Pero firma sus artículos como Jorge. Lo peor de todo no es que lo haga todo, sino que casi todo lo haga bien. Da mucha envidia. Escribe novelas como Los Muertos. Libros de viaje como Australia. Libros de autor como Cuaderno de Viaje. Da clases en el Ateneo. En la Universidad Pompeu Fabra. Conferencias en Palma de Mallorca. En Santa María de Albarracín. Participa en festivales literarios por todo el mundo. Es jurado de un premio literario en Venezuela. Coordina dossiers para Quimera. Polemiza con Enrique Vila-Matas, Antonio Muñoz Molina o Javier Marías. Hace de comisario de unas jornadas en Mataró. De actor en un culebrón intelectual sobre Bolaño. Le invitan los institutos Cervantes de New York, Pekín o Tokio. Escribe para ABCD. Para el Culturas de La Vanguardia. Vive con una mujer bella e inteligente. ¿Cómo lo hace? Es un misterio.

Recientemente ha compilado y editado el volumen colectivo Madrid/Barcelona. Literatura y ciudad (1995-2010) para la editorial Iberoamericana. Es un trabajo muy recomendable, tanto por su estudio crítico como por las citas seleccionadas (algunas de ellas han aparecido en este blog alguna vez). En esa línea, en el número de abril de Quimera Carrión participa del dossier "España: ciudades literarias del siglo XXI". Su artículo se refiere a la literatura de la marca Barcelona y en ella cita a Carcelona.

"Muchos otros blogs están operando en la misma línea de resistencia. El del gestor cultural Marc Caellas tiene como título Carcelona y mantiene una línea editorial crítica con los mecanismos de control del ocio y del gusto que el Ayuntamiento reinventa periódicamente..."

"En lo que respecta a la representación de la Ciudad Condal, la blogosfera, el cine documental, la literatura impresa, el cómic o las guías secretas coinciden en cierto tono. El tono de un lamento fúnebre por una desaparición. El gran tema del arte sobre Barcelona de nuestra época es el duelo. La ciudad es un feto muerto en una bolsa de El Corte Inglés. El problema es que ese duelo acompaña al arte urbano desde su mero nacimiento. Escribió Charles Baudelaire en "El Cisne": "Murió el viejo París (Cambia de una ciudad / la forma, ¡ay!, más deprisa que el corazón de un hombre)". Obviamente, estamos ante la eterna reencarnación de un topos, pero como lectores tenemos que analizar sus nuevas dimensiones. Éstas son tres en el caso de Barcelona durante la primera década del siglo XXI: el turismo como matrix, la conciencia de la Marca y la obligación moral del ciudadano a practicar la arqueología para no perder la conexión con la historia, para no olvidar el sentido."

domingo, 4 de abril de 2010

bogotá melancólica


Bogotá es un delirio. Que termine este festival por favor. Que no se acabe nunca. Quiero vivir dos veces. Para poder olvidarte. Para poder recordarte. Quiero llevarte conmigo. No voy a ninguna parte. Maten a los venados. David Bowie es un actor belga. El cantante de Abba también. Bogotá es un delirio. Quiero un pedazo de cielo. En Bogotá está más cerca. 2600 metros más cerca, dicen. Lo dudo. Está más lejos en realidad, estamos bajo el nivel del mar en Bogotá, cada vez más cerca del centro de la tierra. De ahí que la gente se caiga por el hueco del ascensor. De ahí que el whisky no dé resaca. De ahí que uno duerma menos. Hay más gravedad en Bogotá. Mucha gravedad. Bogotá es un delirio. Me gustaría estar en una isla. En una isla griega. En esa isla griega desplegada en tu piel. Como ese fantástico actor boliviano. Viajar de los Andes a Grecia. Contar historias en lugar de representarlas. Y con el precio que tiene, este lugar no me conviene, gente fina y delincuente. Calamaro siempre está ahí, cantando, en ese parque de Bogotá donde fui feliz. Sigo en estado de ánimo argentino. La catira es argentina, lo sé, aunque lo disimule. César Aira también. Su Diario de la Hepatitis es una joya.

El Ulises, alguien debería decirlo, es nada. Nada en absoluto.
¡El tiempo que lleva! Es horrendo. El tiempo que le llevó a Joyce... Es como una amenaza: la profesión de novelista. Eso puede pasarle a cualquiera.
"Hoy trabajé bien..." "Por aquel entonces estaba escribiendo mi novela..." "Me fui a un albergue de montaña a escribir..." "Por las tardes escribo en el Select..."
¡Nunca más caeré en eso! Por suerte, eso quedó atrás. Y no tanto por pereza como por respeto al prójimo, por no hacerlo víctima de ese narcicismo sin límites.
¡Creer que uno tiene realmente una vida! ¡Proclamarlo!

jueves, 1 de abril de 2010

providencia


No he ido a Providencia

Providencia (según Wikipedia)

Providencia puede referirse a: Significado etimologico: Disposición que se toma después de ocurrir un hecho para remediar o atenuar sus consecuencias; resolución del juez.
Religión [editar]
la Divina Providencia, un concepto teológico;

Lugares [editar]
Argentina:
la localidad de Providencia, en el departamento Las Colonias de la provincia de Santa Fe;
la localidad de Mina Providencia, en el departamento Susques de la provincia de Jujuy;
Bahamas:
la isla Nueva Providencia;
Brasil:
el Morro da Providência, una favela de Rio de Janeiro;
Chile:
la comuna de Providencia, en Santiago de Chile;
la Avenida Providencia, en la comuna anterior;
el Cerro Providencia, en la Región de Antofagasta;
la Isla Providencia, en la Región de Magallanes;
Colombia:
el departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina;
el municipio de Providencia, en el departamento de Nariño;
Providencia (San Roque), en Antioquia de Colombia;
la Isla de Providencia, en el departamento de San Andrés y Providencia;
el Barrio La Providencia, en Pereira;
España:
la Ermita del Cristo de la Providencia en Anna, Provincia de Valencia, España;
Perú
Distrito de Providencia, en la provincia de Luya, Departamento de Amazonas, Perú.

Otros [editar]
el Primer Directorio Electrónico Comercial de y para Providencia se llama "http://www.provionline.cl";
al Estado de bienestar se le llama también "Estado de Providencia";
la lengua de señas de Providencia, usada en la Isla de Providencia, Colombia;
el Instituto Profesional de Providencia;
Providencia, un género de bacterias gram negativas.

No estoy en Providencia