domingo, 28 de febrero de 2010

Hugo Chávez Frías is now following your tweets on Twitter

Lo que me faltaba. Ahora en Twitter. Siguiéndome. Como si no bastara con estos 6 años sintiendo su aliento. Desde octubre del 2003 concretamente. No da respiro el comandante. Me persigue Hugo Chávez. Sea varón, le dijo Uribe en Cancún. Sea varón, le digo yo ahora. No se esconda detrás del pajarito. Estoy cansado de su seguimiento. Los primeros años, 2003-05, fueron tranquilos. Aparecía en vallas publicitarias, en la prensa, en la televisión. Era soportable. Me reía con sus chistes, con sus cantos llaneros, con sus bromas pesadas. Cantaba con él. Fui testigo incluso de un maravilloso duet con Silvio Rodíguez. Muy Chavista Social Club lo titularon. A finales del 2005 cambió de estrategia. Cambió de formato. Llamadas telefónicas a altas horas. Mails inesperados. Acusaciones de espionaje. No él directamente. Sus esbirros le hacían el trabajo. Por el 2007 empezó a aparecer en mis sueños. Algunos eran agradables, no lo negaré. Con Naomi Campbell. Con Courtney Love. Con Sean Penn. Otros una pesadilla. Con Gaddafi. Con Fidel Castro. Con el Rey. Ya en el 2008 bajó un poco la presión. Las alturas bogotanas lo marean. Me dejó un rato tranquilo. En 2009 volvió a la carga. Visitaba yo Venecia por la Bienal de arte, Chávez iba a la Mostra de Cine. Viajaba yo a Madrid a ver a mis amigos, Chávez se encontraba con sus amigos petroleros en la Gran Vía. Regresaba yo a Caracas por Navidad, Chávez devaluaba el Bolívar. Decidí que la mejor defensa era un buen ataque. Filosofía Pep. Vi que lo de Twitter le tocaba la fibra. Me dije, ésta es la mía. Voy a seguirlo. Voy a seguir al ChávezOfficial. http://twitter.com/ChavezOfficial. Error. No era él. El verdaderamente oficial era Hugo Chávez Frías. Aunque en realidad es otro quién le escribe los tweets. El de siempre. Ahora Hugo Chávez Frías me sigue. Hugo Chávez Frías is now following your tweets on Twitter. Uf.

A Alberto Barrera Tyska no sé si lo sigue. El martes lo tendremos por acá hablando de su show, Aló Presidente, esa mezcla única de reality show, telenovela y noticiero que cada domingo entretiene al pueblo venezolano. Con Antonio Baños y Jordi Balló. Y es que Chávez, como dice Barrera, está más cerca de Corín Tellado que del Che Guevara.

martes, 23 de febrero de 2010

aprobar las opos a controlador y renunciar

Domingo encerrado en casa. Hace frío y llueve. Me apetece leer, escribir y ver algún dvd. Sólo bajo a la calle para comprar el clásico pollo a l'ast de los domingo. Diez minutos de cola. Son buenos los pollos a l'ast de este local de la calle Muntaner. El resto del día transito entre el pequeño cuarto donde está mi computadora y el salón donde está el dvd, el televisor y el imenso sofá con vistas al cielo de Barcelona. Puro onanismo pseudo-intelectual. En ésas ando cuando caigo en el blog de Ibrahim B. Leo un interesante post sobre los grupos de facebook. Para el crítico, estos grupos serían el límite del relato fragmentario, la mínima expresión. Menciona los siguientes:
- enrollarte contigo mismo en el espejo
- señoras que roban flores del decorado urbano
- modernos/as que llevan un Ipod de 10 gramos y unos auriculares de medio kilo
- hombres que llevan la mochila de la Barbie de sus hijas
- dar un abrazo de consuelo y tener una erección
- tocar el banjo en la mecedora del porche
- usar metáforas innecesariamente complejas para explicar cualquier cosa
Hay mucho más, claro. Más ingeniosos, menos, más graciosos, menos, en fin, todo un mundo y una pérdida de tiempo tan válida como cualquier otra. En realidad, los menciono aquí porque quiero referirme a uno, de reciente creación, inspirado en un caso real. No escribiré aquí el nombre del sujeto para no someterlo al escarnio público entre su vecindad, sólo diré que juega a futbolito los viernes en un equipo de origen marista y final agnóstico.


Lo crean o no, así es. Dice que renunció porque le engañaron, porque le contaron que los controladores no ganaban pasta, que trabajaban mucho y que los mandaban a aeropuertos inhóspitos. Pura ficción. Puro cuento. Sin duda, fue un controlador, uno de esos 2.300 privilegiados que cobran a 300 euros la hora extra, el que le soltó esta fábula. Ahora nuestro amigo quiere recuperar la plaza. Quiere pedir una excedencia en su trabajo actual. Quiere que le anulen la renuncia. Sí, como los que anulan la boda por la iglesia -previo pago al Vaticano- con excusas tipo en realidad era gay, o impotente, o del Real Madrid, y no me lo había dicho... Ministro Blanco, tenga piedad, y readmita a este controlador que jura que nunca irá a la huelga ni invadirá la pista del Prat un 31 de julio...

Domingo extraño. Solitario. Conversaciones por skype. Chats por gmail. Comentarios en Facebook. Vídeos de Calle 13 en Youtube. Poemas de autores desconocidos por e-mail. Esclavos de nuestras palabras. Dueños de nuestros silencios.
Tanteas
como ebrio
en la ruta del extravío
(así se llama
nuestro segundo nacimiento)
Ella nos conduce
fuera del mapa que trazamos.
Lo que vimos con una duda
-descubrimos-
no lo podíamos separar
de nosotros.
También éramos eso.
La aventura
nos trajo
este bien: no ser dueños

viernes, 19 de febrero de 2010

Las Listas

Nunca ha habido tantos artistas como ahora. Si miramos a nuestro alrededor, es muy difícil encontrar arte; digamos que lo que hay es un estilo de vida, una manera de vivir creada por la marca de "artista". Y por eso las listas...

Mi propuesta es temeraria: lo que digo es que tal vez hoy en día sólo sea posible ser artista en la medida en que uno no se dedique exclusivamente a esto, tal vez si uno reniega a todo lo que tiene alrededor -que deviene de la imagen del artista-, pueda centrarse realmente en producir una obra auténtica, conectada con esa vida que se nos escapa.

Imaginemos que estamos en un mundo donde el hecho de ser artista, el hecho de "estar desenganchado a la cadena de necesidades" ha cobrado -al menos como imagen- una dimensión tal que TODO EL MUNDO se ha convertido en artista.

No quedan profesiones ni trabajos no relacionados con la vida bohemia, con la búsqueda de cierta fama, incluso.

No queda nadie que pueda arreglar zapatos, ni que venda comida, ni que fabrique papel higiénico, ni que tenga un supermercado.

Hemos llegado a un punto en el que se ha democratizado algo que antaño veíamos como el toque de los dioses a uno entre millones, como la flama que sólo se encontraba en algunas poquísimas personas afortunadas.

Sí, finalmente lo hemos logrado.

Pero ahora podríamos morir todos de inanición.

J.D. Wallowits

Las listas. Teatro Poliorama. No se la pierdan. De miércoles a domingo. Vayan antes de que la quiten. Subversiva y divertida. Inquietante. Las listas. Listo Wallowits. Muy listo. De Argentina. En Barcelona. Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Villa Gesell, Coronel Pringles. Me salió una lista. Las listas.

lunes, 15 de febrero de 2010

Narcocultura: una estética de nuestro tiempo

Adjunto el texto introductorio al dossier sobre narcocultura que he coordinado para la edición de febrero de la revista Quimera. Es apenas un abrebocas. Los platos principales son los artículos de Sergio Álvarez, Gabriela Polit-Dueñas y Omar Rincón. Los postres son los mandalas de Artemio Narro. Todo bien aderezado por Gala Garrido y Luis Carlos Redondo. El menú completo disponible en librerías y quioscos. Buen provecho.
La imagen que acompaña este post es parte de la instalación que Teresa Margolles llevó a cabo en la Bienal de Venecia del 2009. Una bandera impregnada en sangre.

La literatura del narco

En febrero de 2009, hace exactamente un año, nos sorprendimos con la noticia de que respetados ex presidentes latinoamericanos (Cardoso, Gaviria, Zedillo) pedían, vía Wall Street Journal, una urgente rectificación en la conocida como “guerra contra las drogas”, además de proponer la despenalización del consumo. No se les hizo mucho caso. Pocos meses después, el mandamás de la Oficina de Estupefacientes y Crimen de la ONU (UNODC) afirmó que “352 mil millones de dólares de procedencia criminal fueron efectivamente lavados por instituciones financieras”, lo que permitió “mantener a flote el sistema financiero en plena crisis económica”. Nadie ha propuesto aún a ningún capo de la droga para el Nobel de Economía. Al mismo tiempo, el presidente de México, Felipe Calderón, sacaba al ejército a las calles de Ciudad Juárez. Ese gesto no impidió que siguiera incrementando el número de víctimas civiles en medio de la guerra contra el narco. Si acaso, hizo enfadar a los policías, algunos de los cuáles decoraron con billetes ensangrentados el cadáver del “Botas Blancas”, el célebre capo del cartel de Sinaloa, abatido a tiros el pasado 16 de diciembre. Puro narcoarte.

Año 2010. Pocos argumentos pueden esgrimirse ya para justificar una estrategia antidrogas (incluida la prohibición de algunas de ellas) que, para muchos, convierte lo que podría ser un problema menor de salud pública en un problema mayor de violencia social que amenaza con extenderse como una plaga por varios continentes. No es el objetivo de este dossier sumarse al debate por la legalización de las drogas, aunque es indudable que el origen de la narcocultura está ahí. Como acota Sergio Álvarez en páginas siguientes, el narcotráfico es el único negocio en el que los pobres de verdad pueden hacerse millonarios. El escritor colombiano hace un exhaustivo repaso a los últimos 30 años de literatura colombiana. Interesante constatar como, a pesar de los recelos iniciales por parte de la élite literaria, lo narco ha ido penetrando por todos los resquicios hasta llegar a un punto en el que es complicado detectar un novela en la que esté ausente por completo. No puede ser de otra manera si es cierto, como afirma Álvarez, que la mentalidad “traqueta” –ese sinónimo de narco cultura que evoca el traqueteo de metralla– se ha impuesto en Colombia. Desde un presidente que trata a los que no están de acuerdo con él como enemigos, a un pueblo que durante el día lee revistas que exaltan los valores de los mafiosos mientras por la noche se divierte con las telenovelas sobre narcotraficantes, todos los ámbitos de la sociedad colombiana están contaminados por esta estética del aquí y el ahora.

No deja de sorprender, por eso, que a estas alturas del partido algunas personas bienpensantes crean que organizar un ciclo dedicado a la narcocultura –como el que celebramos durante este mes de febrero en Casa Amèrica Catalunya y que en muchos aspectos amplía los asuntos de este dossier– signifique hacer apología del consumo de drogas. Cierto es que abordar el asunto sin prejuicios es una empresa difícil. Lo sabemos, todo lo relacionado con lo narco es controversial por naturaleza. Pero es justamente eso lo que lo hace uno de los grandes temas de debate en estos inicios del siglo XXI.

En México, el Ministerio de Defensa ha creado el primer museo sobre la narcocultura. Cerrado al público –en teoría fue montado para instruir a policías y soldados movilizados en la guerra contra las drogas–, el museo debería ser visita obligada para todo aquel interesado en conocer esa otra parte de la cultura global. Teléfonos móviles decorados con joyas, pistolas bañadas en oro y con inscripciones nacionalistas, chaquetas con blindaje oculto, el museo revela un gusto por la ostentación que uno termina preguntándose si el ornamento es un delito. La arquitecta Adriana Cobo intenta responde a la misma pregunta, aplicada a los edificios que se construyen los jefes de los carteles (2), y concluye que “estas fachadas pretenden reemplazar el poder de las instituciones que su dinero puede comprar, por lo que se construyen sobre la destrucción de la institución oficial. En este sentido, son piezas importantes de nuestra historia reciente y evidencia de instituciones débiles y valores trastocados, y por lo tanto relevantes para un análisis formal y simbólico que concierne a la arquitectura de nuestras ciudades.” Como en la mayoría de museos de arte contemporáneo, lo literario queda excluido también en el museo de la narcocultura. Y eso a pesar de que, según Jorge Volpi, “A la fórmula América Latina = realismo mágico, se opone en nuestros días América Latina = novela del narco”. Novela del narco o narcoliteratura, este nuevo género ya cuenta con alguna obra mayor, como Trabajos del Reino, de Yuri Herrera – flamante premio “Otras voces, Otros ámbitos” entrevistado en estas páginas–, pequeña joya literaria que en pocas páginas reflexiona sobre las peligrosas relaciones entre arte y crimen mediante la historia de un modesto compositor de narcocorridos. La crítica que lleva implícita la novela de Yuri al mismo género al que pertenece nos lleva a la discusión, ética y estética, de cómo contar toda esta violencia de una manera distinta a como lo hacen los políticos. En este sentido, Gabriela Polit analiza los textos de Javier Valdez, un periodista de Sinaloa que prácticamente se ha inventado un nuevo género, a caballo entre la crónica y el cuento corto, para resolver esa “tensión entre la presión por informar y la necesidad de narrar”. Malayerba supone una apuesta valiente en un país, México, donde escribir según qué cosas puede costarte la vida. De su capital, un DF cada vez menos distrito federal y más “defiéndete”, nos llegan también los peculiares mandalas de Artemio Narro que se muestran en el portafolio que incluimos. Este polifacético artista asume que la realidad exterior se manifiesta en los detalles del interior, ya que ambos son indisolubles, y nos ofrece una suerte de misticismo bélico new-age inaudito.

Finalmente, el texto de Ómar Rincón analiza la narcotv, un grupo de telenovelas colombianas que no sólo apuestan por la estética narco sino que incluso dan la palabra a los narcotraficantes, para que sean ellos quienes cuenten su historia. Inspirada en un libro –El Cartel de los sapos, escrito por Andrés López desde una prisión de Estados Unidos–, El Cartel cuenta la historia del legendario Cartel del Norte del Valle y ha convertido a su autor, el “florecita”, en una celebridad latina con, no podía ser de otro modo, residencia en Miami. En México, la narcotv, como casi todo, se importa del vecino del norte. Quizás porque como afirma Juan Villoro, en México “Los Soprano es ya el reality show que ofrecen los vecinos”. Y es que la narcocultura mexicana es al mismo tiempo popular y clandestina. El ganador de 4 Grammys latinos, Ramón Ayala fue detenido en diciembre, junto con los músicos de su banda Los Bravos del Norte, acompañados de 24 sexoservidoras (eufemismo poético con el que se nombra a las prostitutas) acusados de complicidad con el crimen organizado por encontrarse en una fiesta organizada por uno de los grandes capos de la droga. Los músicos y las putas fueron los únicos detenidos, triste metáfora de la incapacidad policial de afrontar una guerra perdida de antemano.

La narcocultura se expande como el humo de la marihuana y aunque los medios de comunicación europeos y norteamericanos se esfuerzan en no poner cara a “nuestros” narcos, esta estética también amenaza con llevarnos por delante. Dos series exitosas como Weeds y la reciente Breaking Bad son protagonizadas por dos cuarentones de clase media que, debido a una viudez inesperada, en el primer caso, o a una enfermedad incurable en el segundo, dejan de lado su aburrida y esclavizante vida para llenarla de emociones entrando en el negocio de la droga. Ambas series, con bastante humor negro, ponen sobre la mesa la flagrante contradicción de una sociedad que permite un acceso lícito a todo tipo de armas capaces de poner en peligro el bienestar de una comunidad mientras deja en manos de los legisladores el acceso a unas plantas y sustancias de uso inmemorial.

domingo, 7 de febrero de 2010

el erotismo de los calçots


Domingo soleado y casi primaveral en pleno de mes de febrero. Calçotada en Santes Creus, comarca del Alt Camp, provincia de Tarragona, vegueria indeterminada. Llegamos con tiempo. Una vuelta por el pueblo. Sin monjes a la vista. Sin reyes a la vista. Todos muertos y enterrados. Algunos en sarcófagos. Como el tal Pedro El Grande -III de Aragón, II de Valencia y I de Barcelona- quien hasta hace poco descansaba tranquilo bien embalsamado. Ha caído en las garras de unos antropólogos. Mucho misterio alrededor de este asunto. Prácticamente secreto de sumario. Ni entre hermanos pueden hablar. Ni comiendo calçots. Ni tomando un vermut. Han firmado un pacto de confidencialidad. Shhhhh. Anuncio importante: los mejores berberechos de la comarca, seguramente de la vegueria, quizás de la provincia, se preparan en Santes Creus. El secreto no se revela. Se habla de una salsa que lleva años macerando. Se rumorea sobre una especia particular de la zona. Otro misterio. Otra razón para visitar este pueblo. Mientras tanto, en el hostal Grau, lo tienen todo a punto. Ha habido una buena cosecha este año. Lo decía el periódico de ayer. No recuerdo la última vez que comí calçots. Hace muchos años. C. me recalca el erotismo de comerse un calçot, o de dárselo a tu amigo, o de acercárselo a la boca a tu amante, o de mantenerlo en suspensión cerca de esa prima con la que no se tiene mucha confianza. Sensualidad gastronómica. Tenemos nuestros momentos, a pesar de todo, los catalanes, confirma C. Me habla también de lo sexy que puede ser mancharse la piel de vino. Tengo que comprar un porrón. Y beber vino del porrón sin mancharme. Podríamos hacerlo desnudos, sin este babero medio ridículo que nos ponemos hoy. Manchándonos a propósito. Calçotada nudista. Valdría la pena manifestarse por eso. Mientras no llega ese día nos deleitamos con esta peculiar variedad de cebolla, con la estupenda salsa, con el solecito invernal, con la butifarra, el cordero, el músico, el cava... Una bacanal de casi tres horas de la cuál salimos tambaleándonos. Por desgracia, no hay camas disponibles cerca para la siesta. Toca paseo al lado del río Gaià. Café y partida de billar en el centro cívico y de regreso a la ciudad condón, o sea condal.

El escritor sinaloense Elmer Mendoza nos visita. Jueves y viernes tarde en Casa Amèrica Catalunya. Narcocultura. Films narcóticos para fans ilegales. Dejo de muestra algunas Balas de Plata. Pura narcolit. Más datos en la revista Quimera de este mes.

"Lloviznaba. ¿Tenía miedo? No. ¿Esta agua de marzo significaba algo? No creo. Podría recordar una canción brasileña o una lejana e indiferente ciudad pero no estaba para eso..."
"¿Indecisa? Ni lo piensen. Aunque sentía la cicatriz de ciertos besos, ejercía resuelta el aplomo de su hermosura..."
"Su mente era una vibración que no le interesaba controlar, su pelo rojo se avistaba astroso por la humedad y la hora..."

"Al fondo la recámara del licenciado Bruno Canizales, el hombre de su vida, que es al único al que una mujer decente tiene derecho a matar sin remordimientos."
"Mientras pagaba, pensó que era formidable que Samantha fuera bisexual, no creía que existiera un hombre o una mujer que le dieran batería. Hay mujeres para las que el todo siempre será una parte"

"Los antiguos tenían razón. La tierra es plana y termina en una gran cascada"