viernes, 20 de enero de 2012

Carcelona en BCN Mes


Sergi Bellver publica una crítica en BCN Mes. Se trata de un número especialmente dedicado a la ciudad de Barcelona y su pasado reciente. Edición en papel con 15.000 ejemplares gratuitos que ya se reparten desde hoy por casi 500 locales y en las diferentes sedes de la Universidad de Barcelona. En sintonía con el tema de este número, Sergi dedicó su columna Bloomsday Menu (página 21) a reseñar tres libros que tienen a la ciudad (y a la memoria) como protagonista, además de Carcelona, las novelas Paseos con mi madre, de Javier Pérez Andújar (Tusquets) y El día de mañana, de Ignacio Martínez de Pisón (Seix Barral).

La carcelaria

Publicado por la editorial barcelonesa Melusina, que lleva ya más de una década mostrando su inconformismo y su independencia ética, el texto Carcelona, de Marc Caellas (nacido en Barcelona en 1974 y prófugo intelectual en distintas ciudades de América), se ha convertido en todo un guantazo en la cara de la Barcelona institucional. Al hilo de las reseñas en esta misma columna, y para cerrar un número dedicado a la ciudad, cabe señalar este personal ensayo de Marc Caellas como uno de los libros del año 2011, cuando menos en lo que se refiere a los que de veras han dejado un discurso detrás y una voz a modo de grieta en la uniformidad del ruido de fondo general.
Algunas de las patas de este banco presidiario son la liquidación de la izquierda, su prostitución de la escena cultural y la demostración del corto alcance que finalmente tuvo la Transi­ción para unas verdaderas libertades civiles. Con ello, no es de extrañar que prologue el libro un personaje como Pepe Ribas, el responsable de la mítica revista Ajoblanco y una de las conciencias que, por haber sido testigo de todo el proceso y parte de la resistencia a su empuje, mejor pueden constatar la deriva de esa Barcelona supuestamente modélica en un tenderete privado, en un parque temático, en un tanatorio de ideas y voces sobre el que pesa la losa de nuestra casta política y mercantil (acaso más hermanadas que nunca, al son de los tiempos), cada vez más homogénea (el enquistamiento secular de la derecha y la progresía más farisea parecen haber encontrado un filón en la vuelta de tuerca catalanista) e incapaz de tolerar la disidencia y dispuesta a aplastarla o, peor aún, a cubrirla de flores para convertirla en plañidera de sus propios intereses.
Vivimos así en una Barcelona en la que pronto estará reglamentado hasta el deseo, si no lo están ya las formas alternativas de pensar. Una Barcelona represora que limpia las plazas de personas libres y las ensucia de hielo sintético, que ya no recuerda el hervidero que fue antaño para gestar libertades civiles y en la que ahora la delación, la multa y la porra tienen más futuro que las iniciativas ciudadanas y la convivencia espontánea. Una Barcelona mercantilista, abierta de piernas para el turismo y la especulación pero que esconde de las cámaras a sus putas y a todo lo que huela a incorrección política. Una Barcelona conformista y biempensante, sobre todo, en la que la cultura se ha vuelto un reo obediente (el uniforme del recluso sigue las últimas tendencias, lleva un código de barras, una etiqueta en catalán, inglés y castellano y, por supuesto, no contiene chapas que puedan resultar ofensivas) al que sacar a pasear de vez en cuando por buena conducta, y no la forma natural de expresión que debiera quedarle al ser humano para proyectar y construir una vida otra. Una Barcelona impostada, en definitiva, que probablemente nos merezcamos, a fuerza de seny y prudencia, y sobre la que reflexiona y escribe Marc Caellas en este libro breve y afilado, como la lima que nos haría falta, de una vez, para escapar de una realidad urbana que se ha convertido en una cárcel de diseño, en una atestada prisión de marca en la que ya no parece posible la singularidad.

2 comentarios:

  1. David Ventura Marquié24 de enero de 2012, 0:45

    Marc Caellas? Eres por casualidad el Marc Caellas que estudió en los Maristas del Passeig de Sant Joan? Entonces quizás te acuerdes de mi, soy David Ventura, también del 74. Gracias a la reseña de Bellver, me acabo de enterar que has publicado un libro y sospecho que me va a gustar. Actualmente no vivo en Barcelona -en el 2005 me instalé en Ibiza- pero continuo odiando con la misma intensidad mi ciudad de origen. De hecho, un tema recurrente de mi grupo de amigos es que todos hablan maravillas de Barcelona excepto dos expatriados que les repetimos que BCN es una farsa.
    De todos los blogs y enlaces que recomiendas, compruebo que el primero es de Manel Delgado, a quien tuve el placer de entrevistar hace unos meses. Creo que sintonizaré con tus argumentos así que me voy a leer con calma las entradas de tu blog.
    Por cierto, soy periodista y actualmente estoy en paro. En el 2004 publiqué un libro de relatos 'Estic treballant per arruïnar la meva vida' (ed. Montoflorit) i acabé estafado por el editor. Actualmente estoy pendiente de publicar una novela -aunque todavía no se si esto es una buena o una mala noticia- y publiqué en la antología 'Mi madre es un pez'.
    Espero que las cosas te funcionen. Un abrazo!!!
    (y, sobre todo, fuimos compañeros de clase?)

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  2. David, soy el mismo, sí, me acuerdo de ti, claro, gracias por tus comentarios...
    Publicar, hoy en día, es una buena noticia, yo creo vamos
    Abrazo

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