miércoles, 7 de septiembre de 2011

prohibido vender chapitas irónicas


Hace una semana envié la versión final de Carcelona a mi editor. Muy pronto estará en las librerías, formando parte de la colección (sic), de Melusina. En librerías como La Central, amenazadas por los carceleros por atreverse a vender unas chapitas. Unas chapitas irónicas que han irritado a los integristas de la marca Carcelona, obsesionados con la imagen que damos de nuestra impoluta y modélica ciudad. Enjoy Barcelona se llama la serie y justamente eso, que disfrutemos, es lo que no quieren los amos del calabozo. El odio al goce del otro, del que ya teorizó Lacan en los sesenta. En fin, corren malos tiempos cuando hay que recalcar lo obvio, la imperiosa necesidad de no ceder ni un ápice de nuestra libertad.

“Una sola cosa existe de cuyo deseo, ignoro el porqué, la naturaleza despoja a los hombres: la libertad, que sin embargo es un bien tan grande y grato que, una vez perdida, todos los males vienen a continuación; y hasta los bienes que quedan tras ella pierden por entero su gusto y sabor, corrompidos por la servidumbre. Tan sólo la libertad no es deseada por los hombres, no por otra razón, al parecer, que si la desearan la tendrían; como si se negaran a hacer tan bella conquista sólo porque fuera demasiado realizable”

Discurso de la servidumbre voluntaria, Etiénne de la Boétie

1 comentario:

  1. La idea de los pins me parece fantástica. El resultado visual mmm... mejorable.

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