martes, 31 de marzo de 2009

Semana del amor


VdeAmor ...... un concierto
Voz: Agnés Mateus Bajo: Gonzalo López.Batería: Ferdy Esparza. Guitarra, voz: Juan Navarro.
Nuestra idea es muy sencilla, solo nos permitimos versiones de canciones de amor, que durante algún momento del ensayo dejan de serlo y se transforman en un ruido que nos atraviesa el pensamiento, quizás un poco torpe por las birras que nos bebemos y por nuestra incapacidad para entender la idea del amor. Tenemos una misión. y si venís con un corazón al descubierto..... mejor.

Una anti-crónica a 4 manos

La primera vez que escuché del KGB tenía apenas 9 años. Un grupo de señores, no más de 20, caminaban por la calle Pi i Margall gritando "fora fora el KGB"... Aún no había caído el muro de Berlín.La penúltima vez que entré en el KGB iba muy colocado. Una mitshubishi creo, las míticas sí, cuando la química era inteligente de verdad. Una rubia que luego se hizo Mossa de Quadra. Unos amigos muy alterados. Humo, mucho humo...
El KGB aparecía ahora como escenario épico para ese jueves de amor y venganza que sería la segunda presentación en vivo de una banda que vivirá en nuestras memorias para siempre. Porque el amor, si es amor de verdad, no se puede olvidar. Al menos eso cantaba Pimpinela. Poco podrían imaginar Lucía y Joaquín Galán que su archiconocida Olvídame y pega la vuelta se levantaría de su tumba de karaokes y secretarias borrachas para resucitar elevada a la altura de los clásicos, después de ser sacudida y vapuleada a lo Linda Blair por una cantante espasmódica que parecía iniciada en los secretos del yopo. Lo siento Marc, no has tenido suerte.
Los aullidos de la selva dieron paso a una acelereda versión de Stand by me. La conexión con la desquiciada cantante era tan poderosa que uno debía luchar contra su cuerpo para salir de la zona-imán y correr hacia la barra a por otra cerveza. Jessi, curtida en mil batallas por los antros caraqueños, se deslizaba juguetona entre los atónitos seguidores de V de amor. Al regresar de nuevo a la segunda fila, entre los más incondicionales, una mirada reprobatoria nos introducía de nuevo en el éxtasis. Regáñanos Agnés de Dios, nos lo merecemos. Dejemos que el amor se apodere de cada célula, y también cédula, de nuestra piel. Te amo, te amo, te amo, ¡todos juntos!, te amo, te amo, te amo...
En los novísimos fanáticos de V crecía imparable un sentimiento que se hacía cada vez más insoportable cada vez que Agnes se agarraba una teta para enfatizar el Bésame ¡Bésame mucho joder, pero mucho! A paso cortito de sus tacones de patente rojo se lanzaba a un abismo del que ya nadie podría salvarla, se convertía en un Jean Baptiste Grenouille de lo auditivo a quien todos hubiésemos querido tocar, arañar, comernos a mordiscos. Es que no hay nada más hermoso que morir de amor, eso tampoco es nada nuevo.
Y mientras unos se relamían con las píldoras edulcoradas vertidas desde el escenario, otros, ¿despechados? ¿melancólicos? o simplemente ¿catalanes? bebían acodados en la barra diciéndose unos atros: las vanguardias son así... De repente, una novia o algo saltó al escenario para que el batería le cantara una canción al oído y dos actores (aunque actores somos todos unos hacemos más comedia que otros) saltaron encima la cantante para agarrarle el culo, las tetas, lo que hiciera falta. Así son las vanguardias, efectivamente.
Pero el invierno llega, aunque no quieras. Se sucedió un improvisado encore precipitado por la turba enardecida que coreaba ¡Hijos de puta! con lágrimas en los ojos. Agnes, en sujetador negro, el guitarrista, tan setentero él, acunados de tú a tú en un ampli mientras nosotros, idiotas, babeantes, sentados en el piso como prepúberes de campamento gringo, no podíamos pestañear ante tanta belleza. And the game is over, y el amor acaba. Se rifó hasta una romántica escapada a Mallorca. Yo me quedé con ganas de llevarme unas gafas rojas de corazones estrellados muy lolita que le dieron al ganador, pero sólo me cayó en la cabeza una Men's Health que, quién sabe por qué, había estado en el escenario. Nos volvimos a la barra cabizbajos y con el corazón estrujado. Las cervezas ya no sabían igual, y los Cardhu tampoco. Es una historia tan vieja que ya se conoce el final: Se nos rompió el condón -perdón, el amor- de tanto usarlo.

Bodoutchian&Caellas

5 comentarios:

  1. Alo... chuchi... no me traiciones con Marc!
    Bueno Marc, te la consigno con tendencia devolutiva...

    ResponderEliminar
  2. Es por los ojos de la niña, por la historia, por las palabras, las referencias y porque a esta hora me duele Barcelona. Por las cuatro manos... por el rojo que siempre me apasiona. Por las gafas coloradas, por la rifa... porque "el invierno llega, aunque no quieras"; pero esta noche tuve que dejar aquí mi huella de Dorothy 'desmagificada'.
    Pd.: me gusta ese carcelona... brillante

    ResponderEliminar
  3. Martín, Mafa, Vero, Carcelona, a ratos, les dejo este vídeo con el gran Corcobado y algunos de los miembros de V de Amor
    http://www.youtube.com/watch?v=Yg-chvUQick

    Salut!

    ResponderEliminar