lunes, 7 de junio de 2010

Eroticamerica 6.0.


No se equivoquen. Juan Abreu no da talleres de sexo. Ni siquiera sobre poligamia, un tema que por falta de tiempo no abordaremos en estas jornadas, pero en el que el amigo Zuma, el presidente de Sudáfrica, sería un invitado imprescindible. Juan Abreu tuvo un blog en Factual llamado Educación Sexual. En él intentaba explicarnos a nosotros, reprimidos españolitos post-franquistas, algunos datos fundamentales. Aportaba soluciones al balneario europeo. No le hicieron caso. Así nos va. Juan Abreu estará en la mesa de erotismo y periodismo este miércoles a las 19.30 horas. No se olviden la libreta. A modo de abrebocas, les dejo uno de los posts que alguna mente puritana borró de la red.

Negros

Para mí un negro siempre ha sido un negro. Es decir una persona igual que otra cualquiera pero negra. Ubaldo, nuestro gran amigo de la infancia que terminó comunista y controlador de tráfico aéreo y fue a estudiar (es un decir) a la USSR, era negro. Un negro enorme. Nos sacaba media polla de ventaja cada vez que nos las medíamos. Coño, nos quejábamos, esto no es justo.

Para mí, dado que procedo de un país de negros, siempre un negro ha sido una persona como otra cualquiera pero negra. Pronto aprendí que no era así para el resto de mis congéneres. Esto no quiere decir que yo no sea racista, como todo el mundo. Quiere decir que uno es lo que supera. Pero todos partimos de la basura, básicamente: un ser humano es la suma de las batallas ganadas contra sí mismo. Diarias batallas. A menos batallas ganadas, más pobre y miserable uno es.

Recuerdo que Olguita no dejaba a Ubaldo asomarse y hacerse la paja junto al resto de la pandilla porque Ubaldo era negro. Olguita, en su cuarto (del que teníamos una vista estupenda desde la habitación de Rodi) se encueraba se ponía a cuatro patas y se metía una tiza en el culito primero y después el borrador de su pequeña pizarra para los ejercicios de gramática en el chochito pelón de catorce años.

Cierto que Olguita era la pija del barrio ¡siempre llevaba zapatos! y las pijas son como son. Pero ya entonces comprendí que ser negro no era lo mismo para todo el mundo.

Después me hice novio de Clarissa, una negra preciosa de boca pero qué puedo decir yo de esa boca sin rebajarla.

Nada, nada.

Clarissa. Labios menores y mayores. ¿Han estado ustedes en el Baptisterio, en las Puertas del Paraíso, en Santa María del Fiore? Pues algo así. Pero mejor, porque te la chupaba.

Hace poco conocí a un negro africano, que son diferentes de los negros cubanos, con un cuerpo de por dónde empiezo. Lo dibujaré mezclado con una modelo y trataré de atrapar la tensión, según vaya creciendo la tensión y estaré ahí para documentar lo que pase.

Y para lo que pase.

Lo que me lleva a la mezcla. Después de vivir doce años en España y de recorrer Europa de aquí para allá me parece que la solución a las estupideces nacionalistas y a la estupidez en general y a casi todos los problemas de Europa es la importación masiva de negros africanos.

Y a follar. Y a procrear.

Nada de blancos por aquí y negros por allá. Nada de guetos, a mezclarse.

A la vuelta de un par de generaciones tendríamos españoles y europeos más altos, sanos y fuertes, más ricos genética y culturalmente. Más hermosos. ¡Imaginen lo que saldría de una sevillana y un negro gigante de Gambia!

Yo creo que para la vieja Europa los negros son la salvación.

2 comentarios:

  1. David Barba y yo no estamos de acuerdo con Juan. Nosotros decimos que la solución para Europa son las negras.

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