Carcelona se ha llenado, de repente, de carteles anunciando el BARCELONA POLO CLASSIC. Durante dos fines de semana, la ciudad mentirosa, que dice Manuel Delgado, acogerá este encuentro. Según afirman los entendidos, "este deporte es uno de los deportes más antiguos que se practican en la actualidad y se distingue por su gran dificultad técnica, por su belleza plástica y por la atractiva atmósfera que lo envuelve". Y yo con estos pelos. En su página nos sueltan cosas como "Déjense seducir por la potencia y elegancia de los caballos, por la pasión y rivalidad de sus jinetes y por el singular ambiente en el que se desarrolla la competición". El singular ambiente me lleva a cuando hojeaba el Hola que compraba mi madre durante mi tierna infancia. Recuerdo que pensaba que era un divertimento de la gente que salía, y que sale en este tipo de revistas, o sea la realeza, los nobles y toda esta gentuza de la farándula que viven del cuento, de la sangre azul y de la estupidez generalizada.
Tal vez estos “traumas” infantiles sean la razón de que me haya divertido tanto el artículo que me me manda el intrépido –aunque en estos días un poco deprimido- periodista amigo Jaime López, que creo da algunas claves del porque las cosas van como van en Venezuela, o en Miami. Me ha hecho pensar en El Padrino y en ese memorable amanecer, con música de Nino Rota, en el que descubrimos, “que parezca un accidente”, a ese caballo degollado en la cama del productor de cine de Hollywood.
LOS RICOS TAMBIEN LLORAN / VICTOR VARGAS
La tragedia equina del suegro de Luis Alfonso (por Jaime López)
Uno a uno, y así hasta 21, se le fueron muriendo los caballos del equipo de polo a Víctor Vargas, uno de los hombres más ricos de América y suegro de Luis Alfonso de Borbón. ¿Envenenados?
Dicen que lloró como un niño. Abrazado a sus caballos, impotente y lleno de rabia. Uno, dos, tres así hasta 21. Toda su cuadra de Polo, valorada en dos millones de dólares. Su orgullo. Su devoción. Su pasión. Desencajado y desolado, el magnate venezolano de la banca y los negocios, Víctor Vargas, suegro de Luis Alfonso de Borbón, no pudo hacer nada. Todo transcurrió en apenas dos horas. Cada vez que visitaba las caballerizas del elitista Club Internacional de Polo Palm Beach, en Florida (EEUU), Víctor Vargas se desplomaba. Otro equino fallecía sin que el suero y los medicamentos suministrados por los veterinarios surtieran efecto. La pesadilla de este acaudalado empresario comenzó el domingo pasado, cuando los caballos salían de sus remolques a tropezones. Se tambaleaban como si estuvieran drogados. Expulsaban espuma por las narices.Caían como fichas de dominó. «Por Dios, ¿qué está pasando?», se oyó en el Club de Palm Beach, poco antes del partido del US Open de polo entre el equipo liderado por Vargas contra el Black Watch. Algunos caballos fallecieron en el lugar. Otros, más tarde, en la clínica donde habían sido ingresados. Ni la inmensa fortuna de Vargas, ni los mejores veterinarios de Wellington (Florida) pudieron evitar la tragedia. Los investigadores creen que los animales murieron por una reacción adversa a alguna droga, toxinas en alimentos, o complejos vitamínicos en mal estado. O una combinación de ambos.
Tal vez estos “traumas” infantiles sean la razón de que me haya divertido tanto el artículo que me me manda el intrépido –aunque en estos días un poco deprimido- periodista amigo Jaime López, que creo da algunas claves del porque las cosas van como van en Venezuela, o en Miami. Me ha hecho pensar en El Padrino y en ese memorable amanecer, con música de Nino Rota, en el que descubrimos, “que parezca un accidente”, a ese caballo degollado en la cama del productor de cine de Hollywood.
LOS RICOS TAMBIEN LLORAN / VICTOR VARGAS
La tragedia equina del suegro de Luis Alfonso (por Jaime López)
Uno a uno, y así hasta 21, se le fueron muriendo los caballos del equipo de polo a Víctor Vargas, uno de los hombres más ricos de América y suegro de Luis Alfonso de Borbón. ¿Envenenados?
Dicen que lloró como un niño. Abrazado a sus caballos, impotente y lleno de rabia. Uno, dos, tres así hasta 21. Toda su cuadra de Polo, valorada en dos millones de dólares. Su orgullo. Su devoción. Su pasión. Desencajado y desolado, el magnate venezolano de la banca y los negocios, Víctor Vargas, suegro de Luis Alfonso de Borbón, no pudo hacer nada. Todo transcurrió en apenas dos horas. Cada vez que visitaba las caballerizas del elitista Club Internacional de Polo Palm Beach, en Florida (EEUU), Víctor Vargas se desplomaba. Otro equino fallecía sin que el suero y los medicamentos suministrados por los veterinarios surtieran efecto. La pesadilla de este acaudalado empresario comenzó el domingo pasado, cuando los caballos salían de sus remolques a tropezones. Se tambaleaban como si estuvieran drogados. Expulsaban espuma por las narices.Caían como fichas de dominó. «Por Dios, ¿qué está pasando?», se oyó en el Club de Palm Beach, poco antes del partido del US Open de polo entre el equipo liderado por Vargas contra el Black Watch. Algunos caballos fallecieron en el lugar. Otros, más tarde, en la clínica donde habían sido ingresados. Ni la inmensa fortuna de Vargas, ni los mejores veterinarios de Wellington (Florida) pudieron evitar la tragedia. Los investigadores creen que los animales murieron por una reacción adversa a alguna droga, toxinas en alimentos, o complejos vitamínicos en mal estado. O una combinación de ambos.
HOLOCAUSTO EQUINO
En sus dos décadas de participación en torneos internacionales, Vargas jamás había vivido una situación similar. ¿Una venganza planificada por algún enemigo financiero? ¿Negligencia? ¿Complejos vitamínicos en mal estado? Todo es posible. Las autoridades estadounidenses iniciaron esta semana una investigación penal para determinar si los 21 caballos fueron envenenados. Los análisis de toxicología para determinar la causa de la muerte podrían demorar varios días. Al igual que las necropsias a los equinos fallecidos. Hasta entonces, todo son elucubraciones. James Belden, médico del equipo de Polo de Víctor Vargas, La Lechuza de Caracas, dijo en una entrevista con la NBC que «probablemente murieron intoxicados por algo que comieron. Nunca usamos esteroides porque el equipo, además, compite en Inglaterra, donde estas drogas están prohibidas».El capitán del equipo, el argentino Juan Martin Nero, añadió en declaraciones a La Nación que sólo cinco de los 26 caballos que llevaron a Florida sobrevivieron. Precisamente, los únicos que no injirieron un complejo vitamínico para estimular la respiración, llamado Biodyl.
El Holocausto del Polo, como ha sido bautizado este macabro suceso, ha conmocionado a la comunidad de Wellington, en la zona central del condado de Palm Beach. El suceso de los 21 caballos ha alertado, incluso, a las poderosas organizaciones estadounidenses de protección de animales. Todo un culebrón.
Los millonarios suelen tener hobbies extravagantes. Y el pasatiempo de Vargas son los caballos, el automovilismo, y los aviones.Es piloto, con más de 15.000 horas de vuelo, y adora el polo, deporte que practica desde que tiene 24 años. Para estar más cómodo entre febrero y abril, época en la que se celebra la Triple Corona en EEUU (la competición de Polo más importante de este país), Vargas compró una mansión de 68 millones de dólares en Palm Beach, con un terreno de 15.000 metros cuadrados y 97 metros frente al mar. Ser rico en el país socialista liderado por Hugo Chávez es algo incómodo y peligroso. Tus haciendas pueden ser expropiadas en cualquier momento, y tus negocios estatizados por cualquier capricho presidencial. Pero él lo lleva con naturalidad.Lo importante es hacer negocios y dejar la política para los políticos. «Dicen que tengo un Ferrari, un avión y un barco», dijo el año pasado al diario Wall Street Journal. «Pero eso es mentira. Tengo tres jets, dos yates y seis casas. ¡He sido rico toda mi vida». Víctor Vargas, dueño del quinto banco más grande de Venezuela (Banco Occidental de Descuento, BOD, y Corpbanca) emplea a más de 6.500 personas y tiene negocios en el sector petrolero, inmobiliario y turístico de EEUU, Panamá y República Dominicana. Presidente de la patronal bancaria (ABV), ha liderado la política financiera del Gobierno. También se encargó de coordinar dentro del sector la venta de bonos y notas estructuradas que Chávez compró a Argentina, Bolivia y Ecuador, entre otros, para financiar su deuda interna. Cerca de 200 millones de dólares todas las semanas, con unas comisiones de infarto. Pocos productos financieros le han hecho tan rico. En 2004, ingresó en la nobleza desposando a su hija Margarita, de 26 años, con Luís Alfonso de Borbón [quien justo hoy cumple 35 años], hijo del fallecido duque de Cádiz (primo del Rey) y de Carmen Martínez Bordiu, nieta de Francisco Franco. El ponía los títulos y ella los millones.
En sus dos décadas de participación en torneos internacionales, Vargas jamás había vivido una situación similar. ¿Una venganza planificada por algún enemigo financiero? ¿Negligencia? ¿Complejos vitamínicos en mal estado? Todo es posible. Las autoridades estadounidenses iniciaron esta semana una investigación penal para determinar si los 21 caballos fueron envenenados. Los análisis de toxicología para determinar la causa de la muerte podrían demorar varios días. Al igual que las necropsias a los equinos fallecidos. Hasta entonces, todo son elucubraciones. James Belden, médico del equipo de Polo de Víctor Vargas, La Lechuza de Caracas, dijo en una entrevista con la NBC que «probablemente murieron intoxicados por algo que comieron. Nunca usamos esteroides porque el equipo, además, compite en Inglaterra, donde estas drogas están prohibidas».El capitán del equipo, el argentino Juan Martin Nero, añadió en declaraciones a La Nación que sólo cinco de los 26 caballos que llevaron a Florida sobrevivieron. Precisamente, los únicos que no injirieron un complejo vitamínico para estimular la respiración, llamado Biodyl.
El Holocausto del Polo, como ha sido bautizado este macabro suceso, ha conmocionado a la comunidad de Wellington, en la zona central del condado de Palm Beach. El suceso de los 21 caballos ha alertado, incluso, a las poderosas organizaciones estadounidenses de protección de animales. Todo un culebrón.
Los millonarios suelen tener hobbies extravagantes. Y el pasatiempo de Vargas son los caballos, el automovilismo, y los aviones.Es piloto, con más de 15.000 horas de vuelo, y adora el polo, deporte que practica desde que tiene 24 años. Para estar más cómodo entre febrero y abril, época en la que se celebra la Triple Corona en EEUU (la competición de Polo más importante de este país), Vargas compró una mansión de 68 millones de dólares en Palm Beach, con un terreno de 15.000 metros cuadrados y 97 metros frente al mar. Ser rico en el país socialista liderado por Hugo Chávez es algo incómodo y peligroso. Tus haciendas pueden ser expropiadas en cualquier momento, y tus negocios estatizados por cualquier capricho presidencial. Pero él lo lleva con naturalidad.Lo importante es hacer negocios y dejar la política para los políticos. «Dicen que tengo un Ferrari, un avión y un barco», dijo el año pasado al diario Wall Street Journal. «Pero eso es mentira. Tengo tres jets, dos yates y seis casas. ¡He sido rico toda mi vida». Víctor Vargas, dueño del quinto banco más grande de Venezuela (Banco Occidental de Descuento, BOD, y Corpbanca) emplea a más de 6.500 personas y tiene negocios en el sector petrolero, inmobiliario y turístico de EEUU, Panamá y República Dominicana. Presidente de la patronal bancaria (ABV), ha liderado la política financiera del Gobierno. También se encargó de coordinar dentro del sector la venta de bonos y notas estructuradas que Chávez compró a Argentina, Bolivia y Ecuador, entre otros, para financiar su deuda interna. Cerca de 200 millones de dólares todas las semanas, con unas comisiones de infarto. Pocos productos financieros le han hecho tan rico. En 2004, ingresó en la nobleza desposando a su hija Margarita, de 26 años, con Luís Alfonso de Borbón [quien justo hoy cumple 35 años], hijo del fallecido duque de Cádiz (primo del Rey) y de Carmen Martínez Bordiu, nieta de Francisco Franco. El ponía los títulos y ella los millones.
LA SOMBRA DE CHÁVEZ
La ambición de este intuitivo banquero no tiene límites. Sólo los que impone Chávez. El año pasado quiso crear el banco más grande del país, comprando la filial venezolana de Santander.Ofreció 1.200 millones de dólares en bonos y billetes. Ambos magnates se reunieron en Madrid para hacer el negocio del siglo.Su amigo Chávez echó por la borda toda la operación. Dijo que un banco no podía manejar tanto dinero, y que el Estado venezolano compraría el Santander para fortalecer el sector público y contar con una amplía red bancaria para repartir subsidios y dádidas entre los más pobres. Botin todavía espera los petrodólares de Chávez para completar la venta, y Vargas terminó peor parado: se quedó sin la filial de Santander y perdió los 100 millones de dólares que había entregado como adelanto. «Por ahí anda un banquero arrecho (enfadado) porque perdió una plata. ¡No es mi culpa!», le contestó Chávez en uno de sus discursos televisivos.Pecata minuta si se compara cómo ha triplicado su fortuna durante el ecléctico socialismo que abandera el mandatario.
VIDA DE LUJO
Ahora se escapa de la congestionada Caracas en el avión ejecutivo más caro del mundo, el Gulftstream G550. Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), campeón de polo con el equipo Las Lechuzas de Caracas, Vargas reparte su vida entre Venezuela, EEUU, República Dominicana y España, principalmente Estepona (Cádiz).Vargas y Luis Alfonso de Borbón comparten los mismos gustos. Evaden las fiestas de la farándula venezolana y adoran el Polo, deporte que practican en Miami, Cádiz o Venezuela.Viajan con sus caballos.
Vargas posee una finca en el interior del país, a la que van en helicóptero. Este fundo, con mansión incluida, cuenta con un campo de Polo. Así no hace falta ir asiduamente al hipódromo de Caracas, atestado de nuevos ricos (o boligarcas, una suma de bolivariano y oligarca), que comulgan con el comunismo de Chávez y se han hecho multimillonarios durante su gestión. Pero la pasión más fuerte de este rey Midas es la pequeña Eugenia.Su nieta de dos años y medio. La hija de Luis Alfonso y Margarita, que lleva el nombre de la reina Victoria Eugenia (bisabuela de Luis Alfonso), nacida en la mansión de Palm Beach y bautizada en París. La joven pareja y su hija viven en un penthouse de Caracas, valorado en un millón de dólares, situado muy cerca de la mansión que tiene Vargas en el Country Club.
Luis Alfonso trabaja en la división de operaciones internacionales de los bancos de Vargas en Venezuela, Panamá y Miami. Tiene negocios en turismo (asociado con su suegro), y según pasan los años, le gusta más vivir en el extranjero que en Caracas. Será por esos dos guardaespaldas que le acompañan a todos lados. Y es que la violenta capital venezolana no respeta ni a los de sangre azul.
La ambición de este intuitivo banquero no tiene límites. Sólo los que impone Chávez. El año pasado quiso crear el banco más grande del país, comprando la filial venezolana de Santander.Ofreció 1.200 millones de dólares en bonos y billetes. Ambos magnates se reunieron en Madrid para hacer el negocio del siglo.Su amigo Chávez echó por la borda toda la operación. Dijo que un banco no podía manejar tanto dinero, y que el Estado venezolano compraría el Santander para fortalecer el sector público y contar con una amplía red bancaria para repartir subsidios y dádidas entre los más pobres. Botin todavía espera los petrodólares de Chávez para completar la venta, y Vargas terminó peor parado: se quedó sin la filial de Santander y perdió los 100 millones de dólares que había entregado como adelanto. «Por ahí anda un banquero arrecho (enfadado) porque perdió una plata. ¡No es mi culpa!», le contestó Chávez en uno de sus discursos televisivos.Pecata minuta si se compara cómo ha triplicado su fortuna durante el ecléctico socialismo que abandera el mandatario.
VIDA DE LUJO
Ahora se escapa de la congestionada Caracas en el avión ejecutivo más caro del mundo, el Gulftstream G550. Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), campeón de polo con el equipo Las Lechuzas de Caracas, Vargas reparte su vida entre Venezuela, EEUU, República Dominicana y España, principalmente Estepona (Cádiz).Vargas y Luis Alfonso de Borbón comparten los mismos gustos. Evaden las fiestas de la farándula venezolana y adoran el Polo, deporte que practican en Miami, Cádiz o Venezuela.Viajan con sus caballos.
Vargas posee una finca en el interior del país, a la que van en helicóptero. Este fundo, con mansión incluida, cuenta con un campo de Polo. Así no hace falta ir asiduamente al hipódromo de Caracas, atestado de nuevos ricos (o boligarcas, una suma de bolivariano y oligarca), que comulgan con el comunismo de Chávez y se han hecho multimillonarios durante su gestión. Pero la pasión más fuerte de este rey Midas es la pequeña Eugenia.Su nieta de dos años y medio. La hija de Luis Alfonso y Margarita, que lleva el nombre de la reina Victoria Eugenia (bisabuela de Luis Alfonso), nacida en la mansión de Palm Beach y bautizada en París. La joven pareja y su hija viven en un penthouse de Caracas, valorado en un millón de dólares, situado muy cerca de la mansión que tiene Vargas en el Country Club.
Luis Alfonso trabaja en la división de operaciones internacionales de los bancos de Vargas en Venezuela, Panamá y Miami. Tiene negocios en turismo (asociado con su suegro), y según pasan los años, le gusta más vivir en el extranjero que en Caracas. Será por esos dos guardaespaldas que le acompañan a todos lados. Y es que la violenta capital venezolana no respeta ni a los de sangre azul.
COMO A SUS HIJOS....
EL MEJOR EQUIPO. Los mejores polistas son argentinos. Por eso el equipo de Vargas está lleno de gauchos. El año pasado renovó su plantilla y fichó a las tres estrellas del momento. Tenía uno de los equipos más finos del torneo y sus caballos (que pueden llegar al centenar) son de los mejores.
EN AVION. Amante de purasangres, coleccionista de coches de lujo, Vargas trataba a sus caballos como si fueran sus hijos. Cuando viajaba fuera de Venezuela, sus mejores sementales le acompañaban transportados en aviones de carga. Algunos valían 200.000 dólares.
CUIDADOS. Un equipo de veterinarios y médicos, liderado por James Belden, mimaba hasta el más pequeño detalle de su salud y estado físico. Todavía se preguntan cómo 21 de sus mejores equinos han muerto. «Es muy duro ir a los establos y encontrar todo vacío», ilustraba uno de los jinetes de Las Lechuzas.
LA HIPOTESIS ILEGAL. Los 21 caballos muertos fueron inyectados con una vitamina utilizada para estimular la respiración y disminuir el desgaste físico llamado Biodyl, fabricado por el laboratorio francés Merial Limited. Las dosis llegaron el domingo por la mañana y fueron aplicadas sin analizarlas. Las autoridades manejan distintas hipótesis: que los caballos fueran inyectados con otra fórmula, lo que sería una negligencia del laboratorio, o que alguna sustancia contaminara el complejo vitamínico. También falta saber quién encargó la compra de este producto, prohibido en los torneos de Polo de EEUU.
Lo lamento por los caballos, pero tranquilo ya el señor Vargas se estará recuperando de su mala racha comprándose unos nuevos caballos. Mientras que muchos tendremos la cabeza ocupada en cuentas por pagar, ir al súper hacer mercado, pagar la cuotas del seguro del carro, el alquiler del depa, etc etc, etc... Que te puedo decir… lo que si me gusta es esa frase del padrino “Haz que parezca un accidente” me encanta es una de mis preferidas…
ResponderEliminarZ.
Pobrecito viejecito, el señor de los caballos...
ResponderEliminarM.