semana porcina

Domingo lluvioso. Domingo soleado. Domingo nublado. El clima se apunta a la co-inteligencia de contrarios de Duchamp. Nueva mudanza. Una amiga artista, la mejor artista española según el cónsul español de Varsovia, se muda unos meses a México. No la detiene ni la gripe porcina ni la venganza de Moctezuma. En las noticias veo a mexicanos con tapabocas. En una ciudad apocalíptica como el DF lo raro es que no haya una plaga cada semana. Me mudo a su apartamento con terraza del Ensanche izquierdo. Es un edificio viejo, bien conservado, con un maravilloso ascensor que se toma su tiempo para alcanzar este sexto piso. Mi hermana Anna, que vive cerca, pasa a visitarme y celebra que el piso no haya perdido el encanto de los pisos viejos. Ha tenido suerte. Ningún arquitecto del modelo Carcelona ha puesto sus garras en él. En la pared un retrato en blanco y negro. Son los bisabuelos de mi amiga, que nos miran desde el pasado en el que vivieron bajo este mismo techo. ¿Habrá fantasmas en el apartamento? Lo que sí hay son extrañas gaviotas que atacan al atardecer. Y plantas. Muchas plantas. Libros también hay unos cuantos. Me gustar husmear en bibliotecas ajenas. Siempre acabo encontrando un libro que buscaba. Hoy me pasó con "Ficciones", de Jorge Luis Borges. Tenía ganas de releer su "Pierre Menard, autor de El Quijote" y hoy mismo, después del desayuno, me he puesto a ello. Sin prisa pero sin pausa. Al acabarlo, con una sonrisa en el alma, he subido los cinco peldaños que llevan a la terraza y, una vez allí, he pensado que Carcelona gana mucho desde las alturas. Sus chimeneas, sus terrazas, sus palomas, sus guiris, su Montjuich, su Mediterráneo, vistos desde arriba adquieren una elegancia que se pierde a ras de suelo. Como nos gusta torturarnos, hemos bajado un rato a la realidad. El CCCB queda muy cerca y tenía ganas de ver esta exposición: Il·luminacions, Catalunya visionaria. Ha valido la pena. Sólo por escuchar a Dalí hablar en inglés, francés, castellano, en imágenes de su época en New York. Me ha hecho en pensar en Jesús Barrios, su reencarnación caraqueña. También estaba Miralda y su Honeymoon, y Duchamp en Cadaqués, y Fontcuberta, y algunos catalanes más que han conseguido aplacar al "seny" con grandes dosis de "rauxa". Leo ahora que hay siete casos de gripe porcina en España. Me entra la tos. La OMS advierte de una posible pandemia. Un poco de mezcal por favor.

"Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo):

... la verdad cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

Redactada en el siglo diecisiete, redactada por el ingenio lego Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe:

... la verdad cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

La historia, madre de la verdad, la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es la que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas finales -ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir- son descaradamente pragmáticas.

También es vívido el contraste de los estilos. El estilo arcaizante de Menard -extranjero al fin- adolece de alguna afectación. No así el del precursor, que maneja con desenfado el español corriente de su época."